II

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-Volveré en la madrugada. -dijo bajando de las escaleras intentando ponerse aquella zapatilla de tacón alto. -Te amo. -besó la mejilla de su madre y salió.

Afuera ya la esperaba su novio, Iván y sus dos amigos, que sí,  salían con Mileidy a escondidas.

-Hola,amor. -saludó el chico dándole un severo beso en los labios.

Durante el recorrido, Mileidy y su novio hablaban cosas triviales como el qué tan sexy se veía Mileidy con el diminuto vestido y aquella abertura que dejaba ver sus pechos, o qué tan caliente se encontraba él en ese momento. Por otra parte, los otros dos chicos sólo escuchaban divertidos la conversación, y por sus cabezas pasaban los recuerdos de cada uno y Mileidy teniendo sexo.

-¿Crees que pueda acostarme con ella esta noche?. -susurró uno.

-Creo que podrás esta noche, y la siguiente, y la siguiente. -rieron y luego chocaron sus palmas.

La madre de Mileidy le había prohibido ir a la fiesta porque hace unas semanas asistió a una y terminó llegando drogada y con el vestido hecho un desastre.
Esta fiesta seguramente no será diferente.

Al llegar, Mileidy y su novio fueron adentro; era una casa enorme y al ver,poca gente, ambos se sentaron en un sofá y mientras Iván iba por unas cervezas otros chicos no perdieron el tiempo y se acercaron a la pelirroja.

-¿Vienes sola? -dijo un chico de cabello rizado sentándose muy cerca de ella.

-¿Tú qué crees?. -lo miró coqueta y pasó su brazo por alrededor del cuello del chico.

-Creo que es un tonto por dejarte sola. No sabe lo que tiene.

Y no faltó mucho para después ver a Mileidy besuqueando al chico. Se devoraban entre ellos.
El chico no titubeó al meter su mano bajo el vestido de Mileidy y apretar con fuerza uno de sus glúteos.

Lo sorprendente era que seguían besándose tan ferozmente y todos podían verlos, incluso el novio de Mileidy.
Luego de que se detuvieran para tomar aire, ella lo miró parado frente a los dos, enojado.
Mileidy se levantó y fue con él.

-Lo lamento. -decía mientras limpiaba sus labios de los restos de los labios del otro.

-Terminamos,Mileidy. -se giró para irse. -Todos me lo advirtieron. Todos.

-¡Oye, oye!. -lo siguió al patio. -De verdad,lo siento. Ese chico... Viste cómo me sostenía,no pude safarme de él.

-¡Ay, por favor! -la miró más furioso. -Ya no me hables,Mileidy.

Y como si se tratase de un juego,mirada tras mirada confundida, un delicioso vestido adherido a un hermoso cuerpo, un chico decepcionado. Una combinación perfecta para iniciar una batalla cuerpo a cuerpo, en el césped, a media noche.

-Cada vez que... Te tengo así,junto a mi... Todo,nada importa. -susurraba mientras pasaba delicadamente sus manos por las piernas de Mileidy. -Eres una adicción,Mileidy. Una mala adicción.

-Y eres afortunado por probarme, fumarme, aspirarme. -sonrió.

-Eres mala. -la besó.

-Lo sé.

Pronto ambos estaban en calzoncillos acostados en el césped.
Aquella noche, ambos aprendieron una lección; que Mileidy hace lo que quiere, con quien quiere. Y eso es algo que ni siquiera su novio podía reclamarle.

Esto no es un Juego de Seducción. IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora