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La noche en la que conoció a TaeHyung fue una noche nublada

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La noche en la que conoció a TaeHyung fue una noche nublada. Llovía a cántaros y no había luna. Era una noche oscura, triste y desolada. Muy poco usual en los intensos y calurosos veranos.

Estaba en la cocina, preparándose una bebida de media noche cuando una fuerte luz lo encegueció completamente e iluminó todo el terreno de su propiedad.

Lo que más curiosidad le ocasionó no fue precisamente la luz que lo aturdió por minutos, sino el fuerte estruendo y la vibración bajo sus pies que, aún sin poder ver bien, le hizo aventurarse fuera de su hogar a ver qué había sucedido.

Vivía solo, alejado de su familia y del resto de la sociedad que no lo comprendía realmente. Sus vecinos más cercanos estaban a leguas de distancia. Quizás un par de horas en auto.

Se preguntó qué pudo haber sucedido y dejando su imaginación correr libremente los posibles escenarios, pensó eufórico que pudo haber sido un meteorito.

Cerca, pero estaba equivocado.

Jimin jamás se hubiera esperado ver una pequeña nave hecha añicos en el cráter que había quedado como evidencia del violento aterrizaje en medio de sus maizales.

Fue allí cuando sus ojos observaron por primera vez la creatura más perfecta que pudo haber encontrado jamás en el universo conocido.

Estaba herido. Eso lo pudo deducir por cómo su expresión lucía: llena de dolor y miedo. Miedo, quizás, por estar en un lugar que no conocía, completamente solo, luego de un salvaje descenso desde las estrellas más lejanas hasta el planeta Tierra.

—Ayúdame —había dicho quedamente antes de desvanecerse en su lugar.

Jimin reaccionó al instante y se apresuró a tomar al ser hecho del mismo resplandor de las más brillantes galaxias, como pudo lo llevó hasta su hogar y lo acomodó en su sofá.

Sus manos temblaban y no sabía qué hacer realmente. Ambos estaban empapados por la torrencial lluvia que los había abrazado minutos antes y pronto, el joven humano notó que el fascinante extraterrestre estaba desnudo.

Todo su cuerpo parecía el universo en sí mismo. Tan vivo y misterioso, tan fascinante y aterrador. Tan hermoso y perfecto como nada más podía serlo. Su piel contenía estrellas, nebulosas, y galaxias enteras que se movían suavemente por todo su ser hasta desaparecer y darle espacio a nuevos cuerpos celestes igual de intrigantes y hermosos.

Parecía sangrar, su sangre era tan negra como la misma materia oscura. Tuvo miedo de que aquel ser pudiera morir aquel día.

Así que se quedó despierto toda la noche hasta el amanecer, ofreciéndole lo mejor que podía, la atención médica que él podía practicar.

Justo cuando el sol se asomó por el horizonte, el universo en su piel se tornó homogénea, acaramelada y bastante humana. Su cabello también se tornó castaño y sus ojos, a diferencia del resto de su nueva apariencia, seguían conteniendo millones de estrellas.

Había despertado.

Y con él, muchos nuevos sentimientos dentro de Jimin también lo hicieron.

—¿Cómo te llamas? —el ser del espacio sonrió cálidamente. Su sonrisa cuadrada, limpia, sincera, le provocó una sonrisa también.

—TaeHyung.

Sus ojos se encontraron y el joven de ojos ámbar pudo sentirse inmediatamente atraído a él. Tal y como la fuerza gravitacional de una estrella gigante roja o un agujero negro súper masivo.

Apartarse le sería imposible.

Ahora se sentía en su órbita.

—Yo soy Jimin.

Y así, había conocido a un ser que provenía del lugar que a Jimin tanto le fascinaba desde que tenía memoria: el espacio exterior.


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De nuevo yo sin tener nada de autocontrol cuando se trata de tener fics en borrador.

Perdón por ser así, soy un fracaso;3;

Como siempre, ¡gracias si le dan una oportunidad!

universe ─ vminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora