universe ─ vmin

04

—¿Controlas la naturaleza? —Jimin pregunta una vez sirve la comida. Sólo deja un plato para TaeHyung. Él no comería esa noche.

—Puedo alterarla —responde. Sus ojos curiosos se dirigen a Jimin y el espacio vacío frente a él en el comedor—. ¿No vas a comer? —dice antes de que el humano comentara algo al respecto.

El de mirada ambarina baja la cabeza.

—No tengo hambre —de nuevo, el Celestial sabe que miente, esta vez sin necesidad de haber hecho contacto visual con él.

Frunce el entrecejo, no entendía qué necesidad tenía el pequeño humano de privarse del alimento. De verdad que no entendía. Estaba fuera de su comprensión.

—¿Por qué? —Jimin alza la mirada. Su estómago ruge levemente.

Se avergüenza.

—No importa —dice. Su expresión de repente se vuelve seria—. Es una estupidez.

—¿Por qué? —vuelve a preguntar.

El peli café lo observa durante largos segundos y se siente inútil. Se siente estúpido y patético. Y no es como que jamás se hubiese sentido de esa manera, pero por algún motivo, teniendo aquel alíen frente a él, lo hacía sentirse muy pequeño e insignificante.

Jimin juraba que sus problemas alimenticios no estaban tan presentes en su vida desde que se fue de la ciudad. Más que nada, aquello siempre fue su mayor problema, el que le impedía ser normal, feliz y, para él, lo más importante: ser aceptado en la agencia espacial. Había luchado mucho, de verdad que lo había hecho; pero no pudo controlar su anorexia nerviosa atípica para el momento en el que tuvo que presentar su examen físico y psicológico que le permitirían comenzar un entrenamiento en el proyecto de colonización a Marte.

Todos los candidatos debían ser perfectos. Ningún defecto en ninguna área o no serían seleccionados para ayudar a prosperar la raza humana en el espacio exterior.

Su hermano lo había logrado, pero él... él fracasó.

Como en todo lo que hacía, desde que tenía memoria.

Y no es como que él no hubiese intentado mejorar. Claro que no. Jimin incluso se internó a sí mismo en rehabilitación en varias ocasiones, pero siempre recaía cuando estaba en casa. No es tu culpa, le decía constantemente su hermano, queriéndolo hacer sentir mejor; incluso llenándolo de falsas esperanzas de que él lo ayudaría a salir de ese problema y que ambos terminarían viviendo juntos en una bella casa tecnológica en Marte, donde por fin podrían alejarse de su familia y vivir sin el constante maltrato que ambos recibían de su parte.

Pero el trastorno bipolar de Jimin tampoco podía ignorarse. No tenía cura y era el principal causante de su trastorno alimenticio. En su depresión, a Jimin realmente se le dificultaba comer, casi como si su cuerpo rechazara la comida por sí solo; no podía acercársela a la boca sin antes tener una arcada. Y en sus manías, se enfrascaba tanto en diferentes actividades, que llanamente se le olvidaba comer.

Jimin sabía que debía controlarlo, pero a esas alturas, ya ni siquiera le importaba.

Había perdido su oportunidad de entrar a la agencia espacial y no tendría otra.

Su hermano tampoco estaba más con él, así que no había un verdadero motivo por el cuál él quisiera mejorar.

—Porque lo es —dice sin más, intentando convencerse a sí mismo de ello.

El alíen lo ve directamente a los ojos y siente una conexión con el humano como nunca antes la había sentido. Se asusta evidentemente y al parecer no es el único en sentir algo especial sucediendo entre ellos. El ambiente es ligero y sólo se puede escuchar el sonido de los animales nocturnos fuera de la casa. Por poco ambos piensan que el tiempo se detuvo.

Pero algo no estaba del todo bien.

TaeHyung no podía sentir nada más que un fuerte vacío que le quitó el hambre y le hizo estremecer. Una carencia enfermiza de sentimientos. Sabía qué sucedía, pero el sólo hecho de pensarlo provocó que su garganta se secara intensamente. Un sentimiento de inmensa culpa lo envolvió y, aunque se abrumó de tal forma que sus manos temblaron, le fue imposible apartar su vista de los ojos miel frente a él.

Jimin, por su parte, sintió una aflicción que le provocó un leve temblor en su cuerpo. Una tristeza e impotencia lo invadió como si hubiese perdido a un ser amado; conocía la sensación y supo cómo identificarla perfectamente. Sin embargo, era tan intenso que dolió, le dolió de sobremanera y entró en pánico. Sus ojos se llenaron de lágrimas, su corazón se aceleró y su respiración comenzó a ser errática. ¿Qué le estaba pasando? El temblor en sus manos se intensificó y el miedo comenzó a apoderarse de él. ¿Por qué se estaba sintiendo así?

Se levantó de la silla de un golpe, incluso se golpeó fuertemente la cadera con la punta del comedor, pero no le importó. Su vista se estaba nublando al no poder respirar bien y todo a su alrededor parecía contraerse, asfixiándolo más.

Jimin no quería creerlo, pero estaba teniendo uno de sus ataques de pánico luego de meses sin tener uno justo frente al alíen. Seguía, también, sin saber qué lo había ocasionado realmente.

—¿Jimin? —el Celestial también se levanta. Sus ojos inquietos se posan sobre el pequeño cuerpo lleno de miedo frente a él y se acerca con rapidez.

No sabe qué hacer, pero sí sabe qué está sucediendo y maldice el hecho de que hubiese sucedido.

Sin embargo, no puede hacer demasiado ya que él humano pierde el conocimiento.

TaeHyung se apresura a tomarlo entre sus brazos antes de que cayera al suelo y lo observa con un notorio deje de culpa. El rostro de Jimin está perlado por un sudor frío que, ante el contacto con su piel, le provoca una corriente eléctrica. Se sentía helado.

—Lo siento, Jimin —susurra, más para él mismo que para su contrario y lo lleva hacia el sofá.

Se quedaría a su lado hasta que despertara y pudieran hablar al respecto. De eso y de otras cosas que justo ahora el alíen comprendía mejor de él.

Pero por ahora, sólo esperaría.