Cuando los primeros rayos del sol se colaron por su ventana, Joel parpadeó perezosamente y frotó sus ojos para despertarse del todo.
Los recuerdos de la noche anterior venían a su mente, pero no eran muy claros. ¿Había imaginado todo?
Levantándose de la cama se dirigió al baño para asearse y luego fue a la cocina a preparar su desayuno. Al llegar a la sala, la taza rota en el piso lo convenció de que no había imaginado nada de lo que sucedió anoche. Esa mujer realmente había estado ahí.
Recogió los trozos de porcelana y luego de desayunar fue a casa de su madre. Era domingo, así que era día familiar.
-¿Entonces dices que hay almas en pena en las calles?- le preguntó a Emmanuel.
-Sí, de todo. Almas en pena, espíritus malignos, espantos, en fin, las noches entre las 12:00 y las 3:00 am son de Satán.
-¿Cómo haces para que se alejen?
-¿Bueno y a ti qué? No me digas que estás cagado del susto- dijo burlándose.
-Pfff obvio no- giró los ojos -solo tengo curiosidad.
Emmanuel lo mira fijamente por un momento.
-¿Qué?
-¿Te ha salido algo?- pregunta finalmente.
-¿Y a ti?- contesta sin responder la pregunta.
-¡Ya está el almuerzo!- grita Israel desde la puerta.
Ambos se levantan y entran molestándose entre sí.
A las 6:00 pm Joel está solo en su departamento nuevamente. Le faltan algunas cajas por desocupar así que va tomando una por una buscándole un lugar a cada cosa que hay en su interior.
Trata de apurarse, no quiere estar despierto para cuando sean las 12:00.
Está profundamente dormido cuando la alarma de su celular suena sin haberla activado.
Despierta y la apaga viendo en la pantalla de su teléfono las 2:00 am.
Un escalosfrío empieza a apoderarse de su cuerpo cuando reconoce el llanto que se escucha a muchas cuadras de distancia aún.
-No está pasando, no otra vez- susurra para sí mismo buscando el crucifijo que le dio Emmanuel.
-Padre nuestro que estás en el cielo- pronuncia lentamente al escuchar el llanto aproximarse -santificado sea tu nombre -corre a meterse debajo de las cobijas -venga a nosotros tu reino.
Todo queda en silencio.
Se destapa un poco y gira hacia la ventana esperando que algo pase.
-Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo- escucha que dice alguien afuera.
Todo su cuerpo tiembla, pero aferrándose al crucifijo se levanta y camina lentamente hacia la ventana.
-Danos hoy nuestro pan de cada día- apenas murmura cuando ve a la mujer de espaldas sentada en su corredor.
-Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden- dice apretando el crucifijo cada vez más fuerte -no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
-Amén- responde la llorona girando hacia él.
Y vuelve a sentir las dagas de sus brillantes ojos verdes clavándose en él.
Él quería cerrar la cortina y acostarse en la cama arropado de pies a cabeza, en verdad quería, así que no entendía porque estaba caminando fuera de su habitación.
-¡Mis hijos! ¡¿Dónde están mis hijos?!- lloraba fuertemente la mujer.
El rizado se para frente a la puerta principal y con manos temblorosas le quita el seguro.
¿Qué mierda tiene en la cabeza para hacer lo que está pensando hacer? Al fin y al cabo él es valiente y no le teme a los espíritus.
Abre la puerta solo un poco dejando al descubierto medio cuerpo suyo.
-¿Llorona?- pregunta más como llamando a la mujer.
Ella se gira y lo mira confundida mientras sorbe su nariz.
-Mi nombre es Erick- responde suavemente hipando aún.
👻
Les quiere:
Lía. ❤️
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LA LLORONA <<Joerick>>
FanfictionJoel se cree muy valiente, pero descubre que no es así cuando al mudarse a su nuevo departamento escucha los lamentos de la llorona.