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Sabía que podría estar saltando sobre esa piel toda su vida. ¿Cuánto había soñado con estar así? Contra ese cuero bajo sus muslos, claro, era el de la moto. Sin embargo, seguía siendo lo más cercano que tendría nunca de Steve, sobre todo ahora que lo contrataron como su guardaespalda.

-Si tu me guardas las espaldas ¿por qué estoy sentado detrás de ti?-murmuro contra el hombro revestido de cuero, podría jurar que esa chaqueta café le hacía burla por tener más contacto que él. Aunque se había sujetado a su cintura descaradamente.

-Porque yo sé manejar la moto y tú no.

-Me insultas. Sé manejarla, pero es más cómodo tener chofer-dijo volviendo a la posición cómoda que había mantenido antes contra la espalda del rubio.

-Como diga, señor Stark.

Le gustaba. Y dormir en su cama era algo único, aunque solo fue por esa noche. En la que el rubio lo rescató del asaltante fuera del motel.

-Habria sido más entretenido si durmieras en la misma cama que yo.

-No me pagan para eso.

-Te pagan para cumplir lo que yo desee- dijo terminando de anudar su corbata.

-Me pagan para cuidarlo. Me contrató la señorita Potts. Ella es mi jefa.

-Ella es mi subalterna.

-Como diga, señor Stark.

Definitivamente le gustaba molestar a Steve Rogers.

TentacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora