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Jamás habría creído posible estar en la torre Stark, sino fuese por su nuevo trabajo de guardaespaldas del mimado Anthony Stark, el hombre podía ser un gran dolor de cabeza sin intentarlo, quizás era su naturaleza.

Por eso no se extraño cuando contuvo el aire por casi 2 minutos solo porque no aceptó el vaso de whisky que le ofrecía.

Luego de servirse un jugo y sentarse en la estancia fue que comprendió por qué Tony no quería, pero necesitaba un guardaespaldas. El lugar era mucho más seguro que la Casa Blanca y podría jurar que el magnate tenía mayores armas de defensa que la milicia, sin embargo, entendía las razones de la señorita Potts.

Es un niño, irrespetuoso e inmaduro. Un día se matará y nadie se dará cuenta antes de que comience a descomponerse. Necesito a alguien que evite eso.

Ella necesitaba de una niñera. Y él requería del trabajo, sin embargo, el factor donde Tony coqueteaba con él nadie se lo había dicho. Por eso se sentía tan descolocado con las acciones del castaño. Sobre todo cuando le ofreció darse un baño desnudos en su jacuzzi.

Definitivamente era todo un reto cuidar de Tony Stark.

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