ONE SHOT's LARRY S.

TE EXTRAÑO.

Ambos iban camino a la reunión familiar que hacían cada fin de semana con la familia de Louis. El coche iba a ochenta kilómetros por hora ya que era una carretera poco transitada, pero Harry no corría. O al menos no cuando llevaba a Louis de copiloto.

—Amor, ¿Podremos ir después de la reunión al museo? Hace días que quiero ir pero no íbamos por tu empleo. —le reprocha tratando de no sonar mimado y se gana una pequeña sonrisa por parte del más alto.

—Claro. Lo que desees.

Y es que era su pequeño omega, su vida entera, su todo. Cumpliría cualquier mínimo gusto o capricho que éste le pidiera, y si no existía lo inventaría o buscaría la manera más semejante para cumplirselo. Un pequeño y suave "Gracias" se escapó de los labios de Louis cuando éste cerró los ojos dejándose caer recargado en el hombro del alfa. Harry iba demasiado relajado, el aroma de ambos era la fusión perfecta que anonaba todo sentido de sí y éste hizo que la fuerza de Louis empujara sus brazos moviendo el volante al otro carril.

Una calle en cruz fue lo que pasaron y una camioneta que se quiso pasar un rojo fue la que se estampó contra aquel coche de la tranquila pareja.

El ambulancia llegó pronto, Harry no soltaba las manos de Louis, Louis le miraba con la vista perdida, pupilas dilatadas, aturdido. "No me dejes, Lou, nunca me dejes".

Fue lo último que logró escuchar el castaño, y pronto fue luz y después oscuridad.

"Lo prometo" escuchó su voz hacer eco en aquel infinito lugar. ¿Dónde estaba? Caminó y el lugar se le hizo conocido. Era la entrada de su casa, era la casa que compartía con Harry.

Había huido del purgatorio.