ONE SHOT's LARRY S.

EL CHICO DE LAS SOMBRAS

El chico de ojos azules, más azules que el mar y el cielo, doblaba cautelosamente su ropa recién lavada para acomodarla en su lugar asignado en aquel viejo mueble.

Su cuarto era espacioso, demasiado para su pequeño ser, así que conforme pasaban los días en su nueva residencia, se había dado la idea de llenarlo con muebles y plantas colgantes. ¿Por qué había elegido precisamente esa pieza? Pues... Su techo, justo en el centro tenía un enorme traga luz de cristal que le permitía ver la luna y las estrechas de noche y quejarse del sol en el día.

Su cuarto se iluminaba en aquella noche por la brillante luna, dejando un cuadro de luz pintado en el centro, a veces jugaba que sólo podía pisar dentro de ese recuadro y si pisaba fuera caería en un abismo de oscuridad infinita.

Su nuca picaba debido a la mirada que sentía encima suyo, pero pensaba que era un mal juego de su imaginación, pues estaba solo. Lo que no sabía era que en las noches, mientras el dormía o mientras su pequeño cuerpo estaba hacia otro lado, un chico de tes blanca y cabello oscuro se asomaba entre las sombras y contemplaba su belleza, sonriente y con brillo en sus ojos verde oscuro como cuando a las plantas les da el sereno, con chispa de diversión y pasión le observaba todas las noches desde que había llegado ahí, analizaba todos sus movimientos, miraba que hacía y escuchaba lo que decía.

Era una obsesión lo que ese ser de las sombras tenía en aquel chico, al grado de tomar un pincel de su cabeza y con tinta de la oscuridad trataba pequeños dibujos en su piel, coleccionando momentos de Louis en su cuerpo, relacionandolos a él.

Un Barco en su brazo, pues eso había dibujado Louis el otro día para su clase de artes, una rosa, porque había escuchado que a Louis le gustaban demasiado esas flores, y unas golondrinas, porque Louis había pasado casi treinta minutos mirando por el traga luz a un par de golondrinas que se había quedado ahí.

Harry, aquel chico de las sombras quería hablarle, decirle que en esa habitación no estaba solo por las noches y que en el día de convertía en ceniza debido al sol, y que no era sólo polvo en sus muebles, sino él, durmiendo en partículas que la luz le convertía, pero si lo hacía, sabía que Louis sólo escucharía la melodía de un viento nocturno.

Quería tocarlo, pero sabía que si lo hacía, Louis sólo sentiría el frío del sereno que circulaba por sus venas, y quería cruzar aquel cuadro de luz, pero sabía que si lo hacía, Louis no le vería a él en su forma humana, sino vería a un demonio que ronda por su habitación.

Y lo que menos quería era espantarlo.

¿Cómo hacer para que alguien se fije en ti sin temerte?

Lo mejor.

¿Valdrá la pena ocupar toda su energía para tomar su forma humana, que Louis le vea y luego morir a los minutos?
.
.
.
.
Parte dos.