PARTE I

24 4 0
                                    

Demasiado grosero para ser bueno: como un huracán parte 1.

Yo no sé si eran las cuatro o las tres de la mañana, solo que no había salido el sol aún. Un tipo llamó a la puerta preguntando por Katrina, yo no conocía a ninguna katrina, me envolví en las sábanas y me tape la cabeza de extremo a extremo con una almohada. Tenía una resaca que me valía culo si conocía o no a la tal katrina. Pero el tipo no se detuvo, y comenzó a dar golpes, patadas, yo no sé… pero ya me estaba sacando de quicio. Así que como me valía culo la tal katrina, me valía culo este man, caminé a la cocina descalzo, con cuidado de no pisar vidrios de las botellas vacías que había roto ayer en medio de mi rollo existencial. Tomé un cuchillo como pensando en que de verdad iba a matar a ese hijueputa si no dejaba de patear mi puerta. Y yo ya iba caminando, pensando en que le iba a decir algo así como “ya no más gonorrea, aquí no hay ninguna katrina, lárguese gonorrea, y no me joda más” Cuando de pronto se me escapó una risa pensando en que luego de eso le iba a decir algo así como “respete, esta es una casa decente” no sé, pero no resistí y me cague de la risa, me costaba ser serio a veces. Sin embargo seguí mi camino y puse cara como de haber sido criado en un barrio como Santa fé o en las lomas, yo que sé, pero lo iba sacar de mi casa.

Apenas alcancé a tocar la perilla y en eso salió una joven de cabello como naranja y rizado, de ojos claros como azules, con un montón de pecas, como si tuviera tatuado el universo en su cara. Se asomó saliendo del baño, a penas le podía ver el rostro y el cabello como el de la princesa Mérida en valiente.

Cariño no abras, por favor, no abras, mejor ponte algo en los pies y vámonos, escapemos por la ventana

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cariño no abras, por favor, no abras, mejor ponte algo en los pies y vámonos, escapemos por la ventana.

- Estiró la mano, esperando que yo la siguiera como si hubiéramos hecho esto mil veces.

¿Katrina? - Le pregunté.

Vámonos cariño, Vámonos, decía ella con un agité que también me daban ganas de apuñalarla, que gonorrea pensé, esta Katrina debe ser cosa seria.

Tú no sabes lo peligroso que es Ramón, vota ese cuchillo y vámonos, ese Ramón es cosa seria, me gritó, y de pronto ya estaba corriendo hacia mí, jalandome del brazo como quien te quiere arrancar el alma de un solo tirón.

Tranquila Mérida.

¿Mérida? - me miró extrañda.

Ve por Angus mientras yo distraigo a este cabron.

¿Angus? No seas huevón Eduardo, me dijo mientras me agarraba el cuello de la camisa para acercar mi altura a su ritmo cardíaco, si el “cabrón” como tú lo llamas, entra, es capaz de matarnos aquí sin mas, y donde yo me muera, te juro Eduardo, te juro que toda la eternidad vas a estar jodido.

Mierda, pensé. Tenía razón, esta Katrina es cosa seria, quién diría que en ese metro con sesenta iba a caber tremendo genio.

Ahora, ¿nos vamos cariño? Me preguntó como si no hubiera pasado nada, y yo sorprendido como diciendo con cada parte de mi cuerpo: mierda, creo que me enamoré. Mierda creo que quiero pasar la eternidad jodido si ella es quien me va a joder.

Demasiado grosero para ser buenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora