PARTE III

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Demasiado grosero para ser bueno: como un huracán parte 3




Entonces sentí algo extraño, algo que mi cuerpo nunca había sentido, que gonorrea pensé. El hijueputa me había dado en el hígado. Me pudo dar en cualquier parte, pero me dio el malparido hígado.

Corre le grité, ve por Angus y yo distraigo al cabron.

Eduardo, no seas huevón. - me respondió.

Tranquila Mérida, todo va a estar bien. - le dije.

Corre, corre y vive el amor de los gatos... yo siempre voy amarte Mérida, aunque no estés conmigo.

Cerré y los ojos y se me escapó una lágrima, que gonorrea, pensé. Esa Katrina es cosa seria, me hubiera gustado darle un último beso. Me hubiera gustado sentir sus pezones rosados sobre mi pecho una última vez, Me hubiera gustado que su rostro fuera lo último que mis ojos vieran, que gonorrea, pensé. En lugar de eso tendré que ver a Ramón.

Usted se parece Shrek no se lo han dicho, Don Ramón.

Pobre Diablo, me respondió, vos vas a morir como los perros. Bueno ni eso, tenía un perro, Douglas, lo mataron lo vecinos con veneno, a Douglas lo enterramos en el jardín... pero vos vas a morir como mis vecinos, solos, tristes y tirados en la calle... nadie te va a recordar, oís pedazo de mierda.

Definitivamente voy a morir en la calle, pero no sólo, ni triste... tengo el amor de Katrina, y ni porque usted me quité diez mil veces la vida, me podrá quitar eso, que patético y miserable, muero feliz don Ramón, me enamoré y la enamoré en una noche, algo que usted no pudo hacer en toda su vida. Así que Don Ramón, definitivamente es usted el que va a morir como sus vecinos, mi única pena es tener que ver su rostro en vez del de Katrina por última vez.

¡Pum!

eso fue todo, Ramón me apunto en la cabeza y tiró del gatillo.

Demasiado grosero para ser buenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora