Cerré mis ojos para que el cortara el poco espacio que quedaba entre nosotros pero su risa retumbó en el auto al abrir mis ojos mi mano descansaba entre las suyas afirmé con un poco más de fuerza
-Dos besos en un día es mucho muñeca, pensé que tenías más orgullo, ¿luego de que te golpeara aún ruegas por un beso?- y se rio de mi en cara eres patética Gracias conciencia disparale así te libras de él no soy asesina
-Eres más patético tú, cuántas veces ya te he rechazado y vuelves a buscarme-saco con fuerza mi mano con el arma y no puede quitármela lo apunto y el ríe
-Me gusta que te hagas la interesante, baja el arma y entrégamela , no son para las niñas -seguía con su risa sarcástica, cuando entenderá que no es bueno desafiarme mi estómago nuevamente se está apretando y quería gritarle en la cara y cargó el arma tirando el fierro para atrás, mi abuelo me había enseñado pero, con cuerdo con él las Armas no son para niñas, bueno no para la que no sabían usarlas, ahora sentía la adrenalina correr por mis venas
-Aún crees que no son para las niñas? Qué pasa si ahora te disparo?- no lo haría obviamente
-Alanís entrégame eso-ahora ya había borrado la sonrisa de su rostro no estaba asustado sus ojos eran tan frío que no era capas de demostrar emociones
-Que pasa muñequito tienes miedo?-Baje el arma por su abdomen llegando a su parte baja trataba de tener mi dedo lejos del gatillo no quería que nadie saliera lastimado solo quería asustarlo -¿Vas a dejarme tranquila?- sus ojos estaban más oscuros y me miraba con cierto brillo y ahí estaba de nuevo yo perdiendo en sus ojos que quizás nunca logre descifrar y el control de la situación volvía a tenerlo el, recorrió con su mano la mía y quitó suavemente el arma sin dejar de mirarme le puso el seguro y recorrió mi brazo hasta mi cuello no perdimos el contacto visual abrió mi chaqueta y siguió su recorrido quizás estábamos llegando muy lejos quizás no pasaría nada pero me sentía cómoda aunque su mirada me quemara
