La lluvia azotaba furiosa las ventanas del aula de matemáticas. En mi paladar había un sabor amargo; en mi estómago, un sensación desagradable. Un frío escalofriante corría por mis venas; dejando una tela de terror impregnada en ellas. Llevaba dos días sin saber de Lana. No respondía mis videollamadas, no atendía sus redes y no asistía a clases.
Esa mañana, tomé el dinero de mi mesada y, antes de llegar al colegio, pasé a comprar unas flores para ella. Planeaba visitarla al terminar la clase. Le daría una sorpresa, veríamos, tal vez, nuestra serie favorita, comeriamos helado y, una vez más, fundiríamos nuestros labios en un beso.
Pero, las cosas serían diferentes aquel día.
Mientras el Sr. Ituño, nuestro profesor de álgebra, impartía su aburrida clase, yo intentaba comunicarme con Aynara, la mejor amiga de Lana. Pero tampoco respondía; era como si todos me estuviesen ocultando algo. Sentía como si cien dragones me mordiera en el vientre; la angustia me arañaba las entrañas. De pronto, un mensaje de texto hizo que mi móvil vibrara en mis manos. De inmediato lo abrí; era un mensaje de Lana. No entendí sus palabras en un comienzo; me parecían confusas e incoherentes:
"Te amo con todo mi corazón.
Perdóname por hacer esto, pero no tengo otra alternativa. Espero que me comprendas y que nunca me olvides.Por favor, mi amor, no salgas de tu aula. No salgas por ninguna razón"
No lo comprendía, me sentía impotente al no saber que hacer. Mi distracción era tal, intentando comunicarme con Lana y con Aynara, que no me percaté de que mis compañeros habían salido al patio principal para la revisión matutina. De pronto, una llamada de Aynara interrumpió el mensaje que le escribía a mi novia.
— Mateo, ¡debemos detener a Lana! (Me dijo entre gritos y sollozos)
— ¡¿Qué pasa?! (Respondí angustiado)
— ¡LO HARÁ! MATEO, ¡LO HARÁ!Ni bien terminó de pronunciar, cuando una serie de detonaciones seguidas me ensordecieron. Los gritos que se escuchaban en el patio eran aterradores. Los disparos de arma de fuego no cesaban, era obvio que se trataba de un ataque con fusiles de asalto. Mi instinto me hizo cubrirme bajo la mesa del profesor. Entonces sentí ese miedo de morir que jamás había experimentado. Mi celular vibraba en mi bolsillo; era otra llamada de Aynara.
— ¡MATEO, DONDE ESTÁS!
— ¡¿QUÉ MIERDA ESTÁ PASANDO?!
— Lana los está matando a todos. Me dijo que no saliera de mi aula. Pero tengo miedo, Mateo, ¡TENGO MUCHO MIEDO!Tras escuchar el nombre de Lana solté mi celular y salí de mi escondite. Corrí a la puerta, sin pensar en el peligro que eso suponía, y observé a mi bella Lana. Su uniforme estaba incompleto; llevaba el elegante saco de color beige con franjas azul marino, la blusa blanca y corbata de color vino. Pero, había una variación en su atuendo; llevaba puesto un pantalón de color negro, similar al que utilizan las Fuerzas Armadas (Táctico le llaman). Sostenía un enorme rifle, en su cintura tenía fajada un arma más pequeña y cargaba una enorme mochila en sus hombros. La niña inocente y tierna de la que me enamoré había desaparecido. Mis ojos solo veían a una chica cuya mirada denotaba dolor, odio y tristeza. Una hermosa chica que asesinaba a sangre fría a profesores y alumnos. Una chica que gritaba tras cada detonación; que tenía su uniforme salpicado de sangre; y a la que, a pesar de todo, seguía amando.
Cuando decenas de cuerpos yacían a sus pies desangrándose y agonizando poco a poco, giró su cabeza hacia donde estaba yo; como si se acordase que esa mañana allí me encontraba. Me observó con una mirada llorosa; mientras el aire jugaba tierno con su cabello castañ. Se veía tan bonita con esos ojazos grises y esa carita pálida; no importaba la situación, yo la veía de la misma manera. Me miró durante unos segundos y, en lenguaje de señas, me dijo "Te amo". Acto seguido: Una fuerte explosión se escuchó en la entrada, Lana tomó una granada y la lanzó a los cuerpos policiales que asaltaron el lugar. El terror me hizo esconderme; tan solo escuchaba los disparos y los gritos de rabia que brotaban de los labios de Lana. De pronto los disparos cesaron; fue cuando los equipos especiales entraron y pusieron a salvo a todos los sobrevivientes. Vi a Lana abatida sobre los cuerpos de sus víctimas. Me acerqué a ella y observé que llevaba en su cuello ese dije de mariposa que tiempo atrás le obsequié. No puedo describir lo que sentí; furia, tristeza, culpa, dolor; un cóctel de emociones negativas.
¿Saben? Si llevé a cabo sus peticiones, fue porque con el tiempo entendí sus razones. Lana no merecía sufrir; ella era una de esas personas que despedía felicidad y armonía. Pero la vida y las personas fueron crueles con ella; al grado de que asesinaron poco a poco su inocencia.
Esa mañana, no hubo más de setenta víctimas como lo indicaron los diarios. Hubo una sola víctima; una niña con discapacidad auditiva que le perdió el respeto, a raíz de su sufrimiento, a Dios, al sistema y a la vida.
*************************************
18 / septiembre / 2017"Mi amor, lamento el hecho de que tengas que pasar por esto; perdóname.
No soporto sufrir. No soporto no poder escucharte. No soy tan fuerte para aceptar que soy una maldita sorda. No puedo afrontar que se me jodió la vida.
Eres la única persona que me despierta sentimientos benignos. Siempre fuiste atento, comprensivo y muy lindo conmigo. Te lo agradezco. Ahora que todo a terminado y que has cumplido lo que prometiste (estoy segura de que lo harás); puedo descansar en paz.Me voy para siempre. Pero si en verdad existe una vida eterna, te cuidaré hasta que nos reencontremos. Pero, si no hay nada después de la muerte, espero soñarte durante toda la eternidad"
P.D Te amo
Lana.FIN

ESTÁS LEYENDO
El diario de Lana
Misterio / SuspensoEl diario de Lana" es un vistazo a los más recónditos espacios de la mente de una adolescente, víctima de la masacre escolar de San Rafael. Lana, una niña con discapacidad auditiva, que deja tras su muerte una serie de instrucciones que desembocarán...