Un día de trabajo

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Dicen que cuando alguien ve juguetes sonríe como un niño felíz, cosa que no es verdad o por lo menos no es mi caso, suelo lanzarlos y correr despavorido... La gente me mira raro debido a eso o tal vez sea por mi cicatriz, una línea que atraviesa mi perfil izquierdo hasta llegar al cuello donde se deforma un poco, cuando me ven por primera vez me preguntan por ella, pero cuando les cuento la historia, todos se alejan.

Todo empieza al despertar gracias a mi alarma a las 5 AM, temprano, no? Pues es mi primer día de trabajo, un lugar emocionante que me permite estar cerca del lugar que amo, los juegos.

Llegué al parque de diversiones con muchas expectativas sobre mi trabajo y sobre todo, de mi mismo pues qué mejor que un centro de atracciones para revelar mi extrovertida actitud.

-Al fin llegas, son las- mira su reloj -Son las 7:45 de la mañana corre!

Miré sorprendido a la chica de baja estatura que me haloneaba de mi brazo derecho.

-No vayas a entrar sin compañía a la casa de espejos- Me advirtió severamente.

Como buen curioso que soy. Desobedecí tal regla horas después ya entrada la noche, la verdad me vigiló. Pero bueno entré al lugar debido a una supuesta perdida, una niña se me acercó llorando con el pretexto de que el mounstro (su reflejo distorsionado) se había robado su collar.

Al entrar pude notar como varios de los espejos estaban distorsionando mi figura, salvo uno que me llevó más y más adentro del lugar, ignorando cualquier grito eufórico o lloriqueo seguí en la búsqueda hasta que un olor muy fuerte inundó mis fosas nasales, muy idiota de mi parte seguir el olor, pero el protocolo dice "todo debe estar limpio" saqué un trapo para deshacer tal olor o... Esa era mi intención hasta que ví un cuerpo bruscamente rasguñado como si un león hubiese atacado solo por juego mis ojos se llenaron de lágrimas por el hedor y mis ganas de huir se veían detenidas por mi miedo a moverme.

Estaba en el shock más grande de mi vida. Hasta que su risa me congeló aún más sus garras cubiertas por lo que serían guantes de cuero sobresalieron por la poca luz y poco después un pequeño cuerpo vestido de bufón apareció. Sus mejillas pintadas de rojo casi desvanecido, ojos verdes de vidrio, rotos en partes, su risa deformada y su traje sucio con sangre y tierra me observaba firmemente, quería huir y eso intenté, en cuanto di un paso para correr se abalanzó sobre mí lo golpeé con la escoba que tenía cerca (agradezco al cuarto de limpieza por estar cerca) y cubrí su rostro con el pañuelo que tenía en mi bolsillo ganando un aruñetazo en mi rostro y parte de mi cuello, grité de dolor y empujé con mis fuerzas a aquel malévolo muñeco corrí y corrí viendo los espejos y escuchando su risa, mi desesperación subía por no poder encontrar la salida, sentía rasguños en la espalda y cuando creí que moriría bajo su dominio gritos se escucharon y me señalaban tras la cegadora luz... Estaba fuera, con el collar en mano, una herida en mi rostro y cuello y pidiendo auxilio. Finalmente, resultó que solo encontraron un espejo roto, con el que me lastimé según los informes, mi herida fue curada y el collar devuelto a la pequeña que solo sonrió y susurró para mí "si vuelves, nunca sales" tras esas palabras se fue caminando. Nunca he vuelto a ese lugar, temo que sí voy aunque sea de paso, será lo último que haré.

No apto para cardiacosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora