Después de ser echada del laboratorio, fui abandonada en unos barrios bajos. Exactamente no se cuanto tiempo estuvo haciendo efecto la anestesia, así que no se con exactitud cuanto tiempo estuve allí tirada.
Cuando me levanté llevaba puesta la misma ropa que llevé ese ultimo día: una camiseta azul, unos pantalones negros y una chaqueta blanca que me regaló Shen un día que me operaron, enfermé y me la dio para que no pasara frío.
Cuando observé a mi alrededor estaba apoyada entre la pared y parte de unas escaleras que conducían a una puerta más arriba. Estaba en un callejón estrecho y sucio, a pocos metros mios habían 2 cubos de la basura llenos. Casi era de noche. Al final del callejón podía ver como pasaba gente de largo. Ninguno se paró a verme. Intenté levantarme pero tropecé un par de veces hasta que conseguí mantenerme de pié.
Fui dando tumbos hasta el final del callejón.
Una mujer me observaba desde el otro lado de la calle.
No se movía, solo me miraba fijamente hasta que por fin dio señales de vida y se acercó a mi.
-¿Te encuentras bien?- no dejaba de mirarme fijamente -¿ quieres que llame a una ambulancia? -no quitaba sus ojos de encima mio- ¿a tus padres? - quería que parara de mirarme - ¿algun familiar?
-Deja de mirarme.
Miré al suelo.
No sabía nada de ella ni de las costumbres del sitio donde me encontraba.
-L-lo siento, pero... - cogió mi rostro entre sus manos- tu belleza, es... extraña... no puedo apartar mis ojos de ti...
Quería llorar.
La ultima vez que alguien me dijo algo así fue Maneter.
-Ah..! No no, ¿he dicho algo malo?- se apartó bruscamente de mi lado- ¿quieres que avise a alguien?
-¿A quien..? Me han abandonado.
Estoy completamente segura que vi una luz que iluminaba sus ojos.
-Vente conmigo.
Ella me condujo hasta su casa, en la cual vivían 3 chicas mayores que yo por 4 años y 2 chicos también mayores.
Esa mujer me dió una habitación y me dejó vivir allí.
Pero en ningún momento dejó de observarme.
(...)
Esa mujer no estaba bien, estaba loca.
Poco a poco empezó a llamarme hija y me hacía llamarla mama.
El resto de chicos lo decían como si nada.
Descubrí que ninguno era su hijo de sangre, que ella los había encontrado en la calle, igual que yo.
A lo mejor era solo una pobre mujer que buscaba compañía.
Pero la vivienda allí no era gratis, al ser yo la más pequeña de ese lugar tenía que limpiar la casa de arriba a bajo cada día en cuanto todos se iban por la mañana para que cuando volvieran todo estuviera ordenado.
Al principio no eran duros conmigo, al principio cometía fallos pero no pasaba nada, simplemente me dejaban solucionarlo, eso si, no dejaban de observarme, pero nunca pasaron esa linea. Pero entonces, al no obtener de pastillas, operaciones, etc... mi aspecto no se mantenía igual: estaba aún más delgada, más de lo que ya estaba; mi cabello perdía brillo y siempre lo llevaba enredado; mi cara se notaba enferma, mis ojos perdieron su brillo pero no su color carmesí y a la larga empezaron a aparecer de manera más notable unas ojeras oscuras.
Debido a que mi aspecto cambió, ellos dejaron de tratarme tan "bien" a que si cometía el más mínimo de los fallos recibía insultos y alguna vez, alguna que otra paliza que me dejaba llena de morados.
(...)
Antes de que me echara, unos días antes, me operaron de la espalda, y también del estomago.
Era extraño porque la mayoría de operaciones, al ser yo un experimento enfocado a la belleza, la mayoría de cirugías solían ser en la cara y en el peso.
Aunque no era posible encontrarle un sentido a eso, ya que ni nosotros mismos encontrábamos un sentido a nuestra existencia.
ESTÁS LEYENDO
Vomité mariposas muertas
Terror-Naina... Dejadme en paz... -Nos lo prometiste... Parad... -¡¡NAINA!! ¡¡¡DEJADME!!!