Un marido no tiene ni debe ser la única solución a nuestros problemas, o nuestro propósito de vida. Hay maneras de salir adelante sin ellos, solo es cuestión de que lo comprendamos, y luchemos porque los otros lo comprendan. Tenemos capacidades que van más allá de coser, tejer, limpiar o cocinar. Por supuesto, no digo que hay que evitar el matrimonio a toda costa, solo en la mayoría de los casos, cuando este amenaza con restringirnos la libertad absoluta. Aun así, confío en que hay hombres, muy contados, que aprecian a una mujer inteligente y ven más virtudes de las que siempre se nos adjudican. Si encuentran a uno que las vea como una compañera y no una posesión, no lo dejen ir.
Artículo del libro "Aquello que una dama debe saber" Por:
Una dama con pantalones.
La magnificencia del palacio era casi imposible de ignorar, incluso para el estado inquieto de Clarice. La gran mansión construida en piedra estaba diseñada con un estilo neoclásico francés. Desde hacía algunos años estaban siendo añadidas dos alas más a la construcción original, que dejaban el jardín interior abierto. Clarice tenía entendido que el interior aún estaba en remodelación. El rey, con su gran extravagancia, y una cierta inclinación al estilo oriental, quería la decoración de las salas interiores fueran de una belleza incomparable. Sus hermanos comentaban que el parlamento se quejaba continuamente de los costos de la remodelación del palacio, que ya ascendían a las setecientas mil libras.
Estaba dividido en varias partes. La zona noble, donde se realizaban las ceremonias más importantes, y se encontraba la sala con el trono, bajo está área, las salas semi-estatales, usadas para audiencias privadas, como era su caso.
Julián y ella fueron conducidos a través de un gran hall mármol. La noche pasada la familia entera habían tenido una discusión sobre si debía o no asistir, después de todo, la invitación solo estaba dirigida a su hermano, aunque el tema a tratar fuera ella. Clarice, que se negó a esperar en casa como una joven asustada que esperaba que su hermano le resolviera los líos en los que se metía, insistió en ir, y terminaron acordando que se quedaría en la antesala por si el rey quería verla. Incluso, en la soledad de su habitación, había pensado en unas excusas que pudieran justificar todos sus insultos. No eran los mejores argumentos, y puede que mejor sería quedarse callada, pero podía intentarlo si las cosas se ponían feas, aunque Julián casi le había exigido que se quedara en silencio al menos que fuera para dar una disculpa pública.
Clarice no tenía problema en dar una disculpa. Al menos, en fingirla lo mejor que pudiera. Sin duda algo dentro de sí se rebelaría en humillarse de esa forma ante ese hombre, pero admitía que insultar a un rey en su cara estaba entre las cosas que ni siquiera ella haría de forma consciente. Que tuviera razón en todo lo que dijo o no, estaba fuera de esa discusión.
Un lacayo tocó la puerta del salón donde esperaba el rey. Esta recibió una orden positiva de adentró, por lo que abrió la puerta y anunció a voz de grito al conde de Granard. Julián entró luego de dedicarle una mirada que bien podía decir "no te metas en líos". Clarice asintió con obediencia, sabiendo que a su hermano no le valía de nada, después de todo, no sería culpa suya cualquier problema que surgiese, sino del apellido. Ella era consciente que sonaba un poco tonto echarle la culpa a un apellido, pero esa era la realidad. Tenían un maleficio que nadie conocía y por eso se veían envueltos en los problemas más inverosímiles ¿Cómo si no se explicaría que el rey escuchase todo lo que dijo de él en una habitación en la que solo estaban dos personas? No podía ser lógica esa mala suerte.
Observó con aburrimiento la antesala en la que se encontraba. Una estancia decorada en elegante color marfil, con cuadros enmarcados en oro colgando de las paredes. Había sillones forrados con exquisito terciopelo color borgoña pegados a las paredes. Estaba claro que aún no había tocado rediseñar esa habitación, pues era sencilla y elegante para gusto de alguien tan estrafalario como Prinny.
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Una dama conflictiva (familia Allen #4) Disponible Hasta El 9 De agosto.
Historical FictionLady Clarice Allen se ha metido en el que será, con toda probabilidad, el mayor lío en el que se ha visto inmerso algún Allen en todos esos años. Al borde de caer en desgracias y llevarse consigo a su familia por unas palabras mal dichas, decide ofr...