#2. UNA LEYENDA SIN COMPLETAR

68 2 0
                                    

7 de Marzo del 2021

PEIBOL:
Estos días han seguido tranquilos, mi vida sigue igual, la nieve se va derritiendo poco a poco, dejando a la vista el verde pasto primaveral, empiezan a florecer algunos árboles, y las aves y los animales salen por primera vez en meses, todo estuvo tranquilo estos días, todo, excepto algo... Cierta chica a la que salvé aún no se ha ido, pero ahí no queda todo, el problema es... ¡COME COMO UNA LIMA, SIENTO QUE TENIENDO 20 INVITADOS AHORRO MÁS QUE CON ESTA CHICA, ARRASA CON LA NEVERA A DIARIO, PERO ESO NO ES TODO¡¿PORQUE NO ENGORDA? ¡SEGÚN MIS CÁLCULOS DEBERÍA PESAR 230 KILOS, PERO SIGUE CON UN CUERPO DE NIÑA! La verdad, su presencia no me desagrada, es más, ayuda bastante con las tareas y ha decidido salir a correr conmigo a diario, y, omitiendo el hecho de que duerme 12 horas diarias, siempre me esta ayudando. Ahora mismo estamos reposando justo al lado del lago monspiet, y aunque yo prefiero descansar, ella intenta siempre obligarme a bañarme con ella.

NORA:
(Gritando desde el lago) ¿Vienes? El agua esta genial.

PEIBOL:
Y así, después de 23 veces, simplemente me limito a sonreír y negar con la cabeza, es como estar casado con ella pero sin derechos.

NORA:
(Entra empapada por la puerta de la caravana)
¿Por que me ignoras? ¿No me has oído?

PEIBOL:
Sal y sécate fuera, vas a mojar el parquet.

NORA:
No seas aburrido hombre, ven y vamos a nadar un rato.

PEIBOL:
Ya te he dicho que no, tengo mejores cosas que hacer.

NORA:
Si tienes miedo al agua dilo, no pasa nada gallinita

Peibol se quedó unos segundos pensando y tras eso aceptó.

PEIBOL:
Venga, vamos.

NORA:
¡Si!

PEIBOL:
Espera, ¿no te duele la pierna?

NORA:
Que va, ya me he acostumbrado a las muletas, además, no podía quedarme ahí tirada teniendo este paisaje al lado.

En ese momento, un temblor azotó toda la isla, un temblor que, además, había dejado sin luz ni comunicación a toda la ciudad. Segundos antes de eso, un meteoro de unos dos metros cayó del cielo mientras iba imbuido en una aura blanca. Al impactar, un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Peibol, dando la sensación de haber muerto por unos segundos, ya que quedó completamente pálido. Cuando el temblor cesó, Peibol saco una caja alargada de debajo de la cama, y al abrirla, sacó una katana de ella.

NORA:
¿Eso es lo que creo que es?

PEIBOL:
Es una katana, quédate aqui, es una órden

NORA:
Oye, que tu no me mandas

PEIBOL:
(Gritando mientras sale de la caravana) ¡HE DICHO QUE TE QUEDES AQUÍ!

Nora nunca había visto tan nervioso a Peibol, normalmente era bastante tranquilo, era algo extraño para ella, así que le hizo caso y se quedó dentro.

PEIBOL:
Bajo ningún concepto salgas, cierra la puerta y escóndete, volveré tan pronto como pueda, ¿entendido?

NORA:
S-si, pero que pasa?

PEIBOL:
Luego te lo explico, quédate aqui

Peibol salió corriendo por la puerta, en el mismo instante en que la abrió, un abrasador calor le golpeó, gran parte del bosque estaba en llamas, pero eran unas llamas distintas a las normales, era un fuego color plateado, que desprendía unas cenizas blancas, y que era mucho más abrasivo y rápido que el fuego normal. Peibol quedó paralizado ante tal escena, el impacto fue tal, que su mano empezó a temblar, y su katana resbalaba por el sudor. Tras unos segundos, apretó el puño y se lanzó dentro del incendio, según se acercaba, un calor infernal cada vez más intenso recorría su cuerpo, haciendo que sudara cada vez más. Tras unos minutos avanzando, el calor se hacía insoportable, Peibol empezaba a deshidratarse y se le empezaba a reducir el ritmo de ando. A los segundos, su visita empezaba a nublarse, casi no podía tenerse en pie, el calor era demasiado abrumador, ni siquiera el fuego normal era tan bestia. Ya no aguantaba más en medio del incendio, estaba a punto de desmayarse cuando su mirada borrosa en medio del fuego y las cenizas divisó un ser humano delante suyo, haciendo su último esfuerzo, se levantó, y tras unos segundos mareado, vio que era un joven con capucha y pelo gris oscuro, con una altura similar a la suya. El joven levantó un brazo y la puso en frente a Peibol, de repente, la temperatura bajó brutalmente, haciendo que el fuego desapareciera en un instante, y que una ráfaga helada le golpeara ligeramente, devolviéndole completamente la consciencia. Al momento, reconoció aquel rostro serio que le miraba, pero no sabía de que le conocía. "Has sobrevivido por poco chico, y aún no estabas en el centro del incendio, has dado vueltas sin llegar al cráter". Peibol quedo confuso ya que esa voz lleno su cabeza de recuerdos confusos e incompletos, haciéndole dudar de si debería atacar o no. Su único recuerdo, era haber luchado con él el pasado, pero no lo recordaba bien, era todo muy confuso en ese momento.

PEIBOL:
Gracias por ayudarme, supongo, pero, ¿nos conocemos?

YUKI:
Soy yuki, nos conocimos hace tiempo, pero eran otras circunstancias, es normal que no te acuerdes chico, pero ahora tenemos que irnos, no tenemos tiempo para hablar.

PEIBOL:
¿De que hablas? ¿Que ocurre?

YUKI:
Escucha, un Dios ha caído aquí y no sabemos porqué, lo más prudente es buscar a los otros y planear una estrategia.

PEIBOL:
Primero, ¿porque tengo que creerte?no te conozco y eres un pirado con capucha, segundo, ¿un Dios? ¿Me tomas el pelo? ¿Que soy tonto o cómo va esto? Y tercero, ¿buscar a quien?

YUKI:
Ya te he dicho que no hay tiempo, hay que irse, te lo explicaré luego, ahora sígueme.

Peibol, desconfiando de aquel extraño, se preparó para usar su katana contra el chico, pero en ese momento, algo cayó entre los dos con muchísima fuerza, separándolos y mandando a cada uno en una dirección, arrastrandoles hacia atrás unos cuantos metros. Peibol clavó la katana con fuerza para no salir volando, y yuki usó su hielo para cubrirse. Al desaparecer la humareda, un ser con forma humanoide apareció, era más alto que los jóvenes, pero aunque tenía forma humana no tenía sus rasgos, era completamente negro, rodeado por una aura negra y con los ojos rojos brillantes.

PEIBOL:
¿¡Que cojones es eso!?

YUKI:
Es un demonio, lo ha enviado un Dios, no podemos luchar solos contra él, y no podemos huir, esto va a ser una pelea a muerte contra él, más vale que estés preparado.

PEIBOL:
Espera, ¿eso es lo que ha caído del cielo? ¿Y pretendes que luchemos con él?

YUKI:
¿Tienes otra solucion?

Tras esta pregunta, Peibol lo pensó unos segundos, y tras esto se puso en posición de ataque con su katana, Yuki, por su parte, empezó a desprender un increíble viento helado, bajando otra vez la temperatura de la zona.

¿Conseguiran escapar? ¿Le derrotaran? Esto será una batalla a muerte hasta que el cuerpo aguante, nos vemos dentro de 2 semanas. En el siguiente capítulo, "HASTA QUE EL CUERPO AGUANTE"

Shizen no YōsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora