Grietas.

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Siempre estoy de vuelta

porque uno es de donde llora

-o-o-o-

Querido shinobi san:

Las cosas en mi vida han estado algo fuera de control estos últimos días. Todo a mi alrededor está empezando a dar un giro drástico del que no sé si me sienta completamente cómoda.

El problema viene divido en tres casos: El primero. Estoy empezando a sentirme in poco menos a gusto en la academia. No lo sé, algo sucede conmigo. No puedo estar rodeada de tanta gente, no puedo ver familiar por ahí y orgullo familiar por acá... Quiero decir, y aunque suene egoísta, que estoy harta de ver familias lindas y felices.

La segunda: El director Iruka le ha sugerido a mi madre adelantarme unos cuantos grados... Dice que soy como mi padre. Querido shinobi, no sabes la emoción que siento vibrar en mi corazón cuando escucho esas palabras, quiero ser como el, estoy harta de ser la hija de nadie.

Y la tercera y la que más me agobia más, es mi madre.

Últimamente -aunque más feliz- suele andar por ahí despistada de todo, suspirando como boba...Esta enamorada, por fin se ha olvidado de mi padre.

Cada vez que la veo sonreír siento en el pecho una mezcla extraña de emociones... Quisiera que siempre estuviese con esa expresión infantil en si rostro, alegre, anhelante; pero tenerla implicaría dejar atrás su pasado con mi padre, dejaría de lado a la familia que construyó solo por alguien nuevo. No quiero dejar de ser importante en su vida, la necesito a mi lado y ella me va a dejar, así como ya no recuerda a mi padre, como poco apoco se ha estado olvidado de mi... Cada día que pasa me siento aun como la hija de nadie.

¿Has experimentado esa sensación? ¿tú también has tenido este grieta en el pecho? ¿a ti también te han dejado de lado?

Ella lo hará. Tengo miedo de haberme quedado sin papá y ahora sin mamá.

-Sarada Uchiha.

-o-

Shinobi san:

Ya han pasado tres meses desde tu última carta. Extraño hablar contigo. Extraño tus consejos.

Tenía tanto que contarte, de mi madre y Kakashi san, de Boruto y nuestro maestro, de la academia...

Tu halcón repetidamente viene a mi ventada a la misma hora de siempre, pero cada vez se me hace más difícil que te lleve las cartas. El simplemente esta acá, come y duerme en la rama y recibe los pergaminos, pero no los quiere llevar. Es como si supiera de algún modo que tu no los vas a leer... Solo se las lleva luego de tanto insistirle y regresa al día siguiente sin mensaje alguno y solo a repetir la rutina.

Los días pasan y tú no me respondes. Tengo miedo de pensar lo peor...

Estoy muy sola, shinobi-san.

Mis amigos están conmigo lo comprendo, pero cuando ellos se van estoy muy triste sin sentido, como si solo estuviera alegre en compañía, pero cuando me quedo conmigo misma mi mete se cierra y esta callada entonces me siento sumergida en algo que me ahoga. Que me rompe por dentro y me conduce a un inevitable silencio.

Cada día mamá trabaja más. Ya casi ni la veo, el hospital la consume, a veces apenas y llega a casa a dormir. Los lirios se marchitan en nuestra mesa y ella nunca los ve.

Comprendo el silencio que mencionabas antes, ese vacío.

En clases estoy bien, pero cuando todos se van, mi cabeza se trasporta a mi realidad y algo dentro de mi empieza a quebrarse ruidosamente.

Y luego mi mente es silencio. Mi casa Es silencio. Un silencio tan pesado que poco a poco me va consumiendo.

Shinobi san, he descubierto que soy un lirio. No uno de los de la florería de la tía Ino. sino de los lirios silvestre que crecen bajo el puente... aislados, sin conocer el calor humano. Ignorados por quienes lo rodean, cargados de silencio y tristeza esperando ser descubiertos por alguien.

Extraño a mamá y te extraño a ti.

-Sarada Uchiha.

-o-

Shinobi san.

Ahora cuando pienso en ti me siento igual que lo hacía cuando pensaba en papá.

Tu también te has ido.

Mamá está viniendo un poco más a casa, la he visto varias noches seguidas en las que hemos comido juntas en silencio, ya no es porque ella quiera, ahora es porque yo quiero. Porque ella esta aquí, preguntándome si comí, revisando mi tarea, peinándome por las noches; pero su mente esta en otro lado.

Constantemente me pregunta como estoy. Triste, desanimada, sola y dolida. Y no puedo decirle porque lo que veo en sus ojos -esa preocupación constante- me evita ponerle más peso sobre los hombros.

Ahora los lirios son solo una alegría momentánea y educada hacia mí.

Y yo se la razón de su tristeza: ella está enamorada. Y eso no es todo. Su amor se le va, su amor se le muere y la deja.

Entonces cada mañana -desde que la he espiado- toma uno de los lirios que le dejo en la mesilla y lo lleva al piso 3 del hospital, a la habitación 22, y lo pone junto a la cama de Kakashi-san. Se sienta a su lado durante unos minutos y derrama unas lágrimas en silencio.

Extraño verla sonreír con las flores en la mesa del comedor y suspirar enamorada cada vez que Kakashi-san le acompañaba hasta el portal de nuestra casa y me dejaba un chocolate en el alfeizar de la ventana sin que ella lo notara.

Ya no estoy celosa, ya no estoy insegura, ahora solo estoy igual de triste que ella.

Él también se va y la va a dejar, tal como papá nos dejó aquella vez, solo que ahora ella no tendrá esperanzas porque cuando él se vaya ya no va a volver.

Y nos volveremos a quedar solas.

Ya no puedo evitar llorar. Ya sé por qué no puedo consolarla, es porque no puedo consolarme a mí misma. Deseo llorar con ella, quiero acurrucarme en su pecho y llorar a moco tendido en su regazo.

Ahora lo entiendo, ambas somos como los lirios que conseguí bajo el puente, alguien nos salvó por momentos, pero ahora estamos solas en alguna mesilla con nuestros pétalos ya agrietados y secos mientras nos marchitamos lentamente.

Se fue mi padre, se va Kakashi-san, te fuiste tú.

-Sarada Uchiha.

-o-o-o-

¡Gracias por leer!

Cartas a Papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora