CAPÍTULO 1: Lo nuevo y lo brillante.

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Aprieto el botón y se enciende la luz roja. Ya ha comenzado a grabar. Estoy inclinada hacia delante para poder llegar a la cámara y me yergo enseguida porque me doy cuenta de que en ese ángulo seguramente el escote deja ver mi sujetador. Doy la vuelta y me siento en mi cama. Me siento nerviosa. No sé si he elegido bien la ropa para el video ¿Cómo se eligen cosas así? Me he puesto unas medias con un vestido verde oscuro de invierno. Llevo mis botas negras favoritas, aunque en el vídeo no se verán. He intentado dejar mi pelo lo más bonito posible pero sin que deje de parecer natural  y me cae en ondas desordenadas hasta la cintura. Mi maquillaje es sencillo: un ahumado muy suave y rímel. Este vídeo es importante para mí. Necesito dar una buena imagen. Necesito que esta sea la primera imagen que les venga a la cabeza cuando piensen en mí. Y necesito tener confianza para poder grabar este vídeo.

Suspiro. Estoy temblando.

Cierro los ojos un momento y me concentro en lo que estoy a punto de hacer. En lo que voy a contar. Los vuelvo a abrir y miro al lente de la cámara.

----- Me llamo Miranda. Tengo dieciséis años.

¿Cómo empiezo? ¿Qué digo? Igual sí debería haber puesto miles de cartelitos uno tras otro para contar mi historia y esconder la cara fuera del alcance de la cámara. Pero no es eso lo que quiero hacer. Aunque sea más fácil. No quiero esconder mi cara como una cobarde y no ser capaz de hablar sobre los recuerdos que no paran de repetirse en mi cabeza una y otra vez. Si no soy capaz de contar mi historia con mi propia voz…  simplemente no debería contarla. Pero debo contarla. No puedo marcharme y dejarlo todo así. Necesitan saberlo. Tengo que transmitir  mi versión de las cosas y luego es  decisión suya creerme o no. En cualquier caso, yo ya no estaré para ver lo que pasa.

Tengo que decir algo. Me he quedado con la boca abierta como una tonta.

----- Y esta es mi historia.

Qué tópico y patético. Parezco una estúpida diciendo este tipo de cosas ¿Por qué no puedo relajarme? Respira, respira, respira… Así. Tú puedes. Comienzo a hablar, esta vez más segura:  

----- Si tuviera que elegir el primer momento en el que comenzó esto, si tuviera que elegir el momento a partir del cual todo se fue a la mierda… Sería la primera vez que hablé con él ----Me aclaro la voz. No me puedo creer que vaya a decir su nombre en voz alta. Pero ya nada importa. Podría gritarlo en la calle y no importaría nada. ¿Por qué no decirlo en mi vídeo? Es necesario decirlo para la historia. Él es imprescindible para explicarlo todo. ---- En toda historia de una chica triste hay un chico. En mi caso, se llama Sergio.

Noto una pequeña sensación de vértigo al pensar en él y decir su nombre. Sergio y su voz. Sergio y su mandíbula sexy. Sergio y sus extrañas costumbres que me sé de memoria. Sergio y sus ojos de color azul verdoso. Sergio y su pelo castaño claro. Sergio sonriéndome.

Me acuerdo de todo lo de ese día pero aun así cojo mi diario, el cual había colocado anteriormente al  lado mío para poder mirarlo si me bloqueaba y lo abro cerca del principio. Mi letra era tan redonda y perfecta... El tipo de letra a la que le quedaría genial ponerle un corazón encima de alguna <<i>>.  Encuentro la página y continúo sin leer. De momento no lo necesito.

-----  Él había venido nuevo ese año con tres amigos suyos. Dos fueron a otra clase y él y Lucas vinieron a la mía. ---- Si hubiese sido al revés… Si él hubiese ido a la otra y sus amigos a la mía… Yo no estaría grabando esto. No estaría explicando nada… porque no habría nada que explicar.  ---- Al principio yo no hablaba nada con él. ¿Me parecía guapo? Sí. Me parecía un chico muy guapo. Pero simplemente no estaba interesada.

Mis amigas lo encontraban muy guapo también. Lara de hecho lo colocó en su pódium de sexis  de clase y cuando estábamos en los vestuarios comentaba si tendría novia o no. Yo parecía la más inmune a él de todas aparte de Celia. ¿Quién diría que sería yo quien acabaría así? Patético. Totalmente patético.

Es personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora