CAPÍTULO 2: Facebook y Webcams

15 2 0
                                    

------ La primera vez que hablé con Sergio por Facebook  fue unas semanas más tarde que el día en el que nos comunicamos  hablando por primera vez, ese jueves en el que todo empezó. Desde entonces comenzamos a hablar bastante en clase: me preguntaba dudas, bromeaba, me hacía rabiar  a veces y se mostraba competitivo respecto a las notas. ----- Adoraba todas esas cosas de él. Me gustaba que me preguntase a mí sus cosas en vez de a su amigo Lucas cuando yo estaba más lejos que él porque sentía que me valoraba y me buscaba. Me gustaba que me hiciera reír constantemente porque yo adoro reír. Y además, a mi lado masoquista le ponía a tope cuando me ponía nerviosa y me hacía enfadar con sus idioteces. Me encantaba cuando intentaba superarme con las notas y estaba pendiente de preguntarme qué había sacado en cada examen. Cuando fingía indignarse cuando sacaba bastante menos que yo. A veces me sentía mal por él… Estaba tan adorable y sonriente cuando me ganaba… ----- Esto él no lo sabe pero me había pasado el día pensando qué excusa buscar para poder abrirle.  Yo no soy el típico tipo de chica que si quiere abrir a un chico y hablar lo hace. No. Yo soy mucho más complicada y retorcida y tengo que montarme toda una estrategia. --- Igual todo este asunto era mi culpa. Yo y mi manía de ser rara y estúpidamente complicada --- Decidí invitar esa tarde a mi amiga Tina a casa para hablar un poco de la vida. Pensaba empezar a parlotear hasta conseguir dirigir su atención hacia Sergio y hablar con él por Facebook sin estar sola y así no ponerme nerviosa. ---- cerré los ojos, avergonzada. ¿Era todo tan patético como sonaba? Porque sonaba terriblemente patético. ¿Qué tipo de chica iba por la vida haciendo planes para hablar con un chico? ¿Y qué estúpida hace eso sin darse cuenta de que se está enamorando?----- Como he dicho antes, no suelo hablar con chicos por mensaje si no tengo un buen motivo para hacerlo. Esa tarde, por necesidad, me vi obligada a pasar por alto el hecho de que era una mierda de motivo.

Abrí los ojos de nuevo y miré mi diario. Ahí no había nada escrito de ese día. Igual no tuve tiempo de escribirlo o simplemente fui muy vaga para molestarme. Seguramente más lo segundo que lo primero.

----- Probablemente querréis saber el motivo. Bien, pues ahí va. Un bolígrafo. Mi penosa excusa fue un bolígrafo. ¡Pero oye! estaba desesperada y la patética excusa se me presentó de golpe y no fui lo suficientemente lista como para dejarla correr. Así que cuando Tina me soltó por casualidad que Sergio se había dejado el bolígrafo en su mesa y ella, que está justo delante, se lo había recogido para dárselo al día siguiente, no dudé ni tres segundos para escribirle un mensaje diciéndole que estaba con Tina y que tenía su bolígrafo. ----- me di una bofetada mental al recordar aquella tarde de nuevo. Qué tonta. Qué tonta. Qué tonta fui. Cómo una niñita encaprichada por un chico haciendo todo lo posible por acercarse a él. ---- Él me respondió, unos minutos interminables más tarde, diciendo que ese bolígrafo ya no iba y que le importaba un pimiento lo que hacía con él, que por él como si lo usaba para jugar a los dardos “XD”. ---- Doble bofetada mental.----Odio los XD. Con toda mi alma. Es una manera horrible de quitar importancia o hacer graciosos comentarios sosos y bordes. Un jajaja es mil veces mejor, por cutre que quede. Pero a lo que iba ¿cómo se le contesta a alguien algo así? Bueno, yo me tragué mi orgullo e inmediatamente contesté “Como quieras”  con estrés y ganas de abandonar esa conversación sin sentido lo antes posible.

Con las prisas di esa respuesta mediocre y tiré por la borde la oportunidad de hacer un comentario inteligente como: “Genial, me alegro de que los bolígrafos tengan una segunda vida como dardos después de la muerte” o “Qué pena. Acabas de romper su pequeño corazón de bolígrafo”. Cualquier cosa mejor que “como quieras”.

----- Así que hablé un poco más con Tina sobre todo en general y luego ella se fue a casa. Me pasé el resto de la tarde dándome golpes mentales contra la pared por ser tan obvia y tonta con Sergio. Ese no era mi estilo, por lo general. También fue la primera vez que me dormí pensando en él. La primera de tantas…

Es personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora