CAPÍTULO 3: Lo inesperado duele más

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------ Los días pasaban y yo cada vez me interesaba más por Sergio .Me fijaba donde estaba, qué hacía, cómo movía el lápiz contra sus labios cuando se aburría y como cambiaban sus ojos de color con la luz. Me sentaba a su lado en las clases de Valores mientras nuestra profesora hippy nos ponía canciones sobre el amor y la paz. Aunque él tampoco era indiferente a mí. ¿Le gustaba? Eso parecía, sinceramente. Si comparabas cómo me miraba y cómo me hablaba comparado con el resto de chicas veías claramente que había una diferencia muy notable. Y no solo yo me estaba dando cuenta de su interés en mí, poco a poco más gente se empezó a dar cuenta.

Alisé mi vestido y erguí mi espalda. Explicar esta historia estaba siendo más complicado de lo que me esperaba. Había demasiadas cosas que explicar y se necesitaba saberlas para comprender todo este asunto ¿Cómo voy a transmitirles con palabras las cosas que  he sentido? ¿Cómo van a poder entenderme?

------ Él pasaba del mundo pero se interesaba por mí. Tenía esa actitud de nada es lo suficientemente interesante. Que nada merecía su atención. Pero conmigo era… diferente. A veces, cuando me miraba, lo hacía con tal intensidad que parecía que quería ver a través de mí o transmitirme algo. ¿Os suena cursi? Perdonad, pero el amor es así. Eso es lo que Sergio me hacía sentir cuando me miraba. No podía sentir nada en todo mi cuerpo sino la fuerza de sus ojos en los míos, y puede sonar todo lo pegajoso que suene porque es así como me sentía.  Cuando él me miraba nadie más existía, solo dos ojos en contacto y cero ganas de apartar la vista. ¡La de veces que nos quedamos mirando el uno al otro como idiotas en clase! La de veces que me hizo cosquillas, que se me quedaba mirando con esa sonrisita de  “me-gusta-lo-que-veo” desde lo alto que era mientras se metía conmigo en broma y yo me hacía la ofendida y él me hacía cosquillas riendo. Todo era bonito, y suave, y lento. Era justo lo que necesitaba. Tenía a mi mejor amiga y a un chico que me hacía sentir especial. Me gustaba saber que no era la única en verlo; me gustaba escuchar a otras personas hablar sobre lo bien que estábamos juntos, que yo era su preferida.

Intento contar esta historia como si fuese una tercera persona. Como si yo no fuese aquella chica que era feliz solo con su  mejor amiga y un chico agradable. Como si no hubiese sentido lo que sentí ni perdido lo que perdí.

------- Quedé muchas veces con mis amigas para hablar y cotillear y me di cuenta de una cosa. Solo quería hablar de él y de que parecía que se estaba enamorando de mí. Solo quería oír eso, lo demás era ruido. Ya no había más que hacer. Me gustaba. No sabía hasta qué limites llegaba, pero me gustaba. Lo suficiente como para ser él mi favorito entre todos. Pero, como os he dicho, no le quería. Estaba muy lejos de quererle. Yo no me enamoro por que sí. Hay una serie de sucesos que te llevan a amar a una persona. El amor está hecho de recuerdos, de historias. Por eso no creo en el amor a primera vista ni en “estar predestinados”. Las personas no se enamoran de golpe. Eso no es cierto… ¿Sabéis? A veces no tenemos ni idea de lo que el amor significa. El amor es perder el control, tan poco a poco, que cuando te das cuenta, es demasiado tarde.

Hablar del amor me apasiona demasiado. Siento como mi voz se ha elevado y noto la emoción en mi pecho. Cuento hasta tres antes de retomar la historia con tranquilidad.

------ Así que él me trataba como su favorita. Si tenía que decir una broma a alguien, me la decía a mí. Si tenía que preguntar una duda sobre clase, era a mí a quien preguntaba. Me pedía ayuda con los deberes, me pedía explicaciones en clase... Nos reíamos como locos en clase de Valores mientras nuestra profesora, la hippy que no se depila las axilas, nos ponía música “ambiental” que consistía, básicamente, en sonidos (a veces realmente raros) de la naturaleza. Jugueteaba con mis manos cuando se sentaba a mi lado. Toqueteaba mi pelo. Me miraba y sonreía. Y en ese momento yo creía que tenía todo el control sobre él. Creía que, a pesar de que él a mí me gustaba, él estaba mucho más interesado en mí que yo en él. Simplemente me sentía por encima. ¿Extraño, eh? Pero es cierto. Cuando crees que alguien te quiere te da seguridad y valor. Y en ese momento yo realmente creía que me quería y ¿Quién sabe? Igual en algún momento lo hizo. Igual si no hubiese pasado lo que pasó, si hubiese sido más valiente y él menos él… Pero yo nunca lo sabré.

Es personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora