Capítulo 1.

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Capítulo 1.

Sky.

Otro maldito día en mí maldita vida. 

-¡Levántate, Kay! -Dina tocaba con mucha fuerza la puerta de mi habitación. Deseé que se le rompieran los nudillos-. Vamos, criatura. Hoy dan los resultados de la prueba de admisión.

Prueba de Admisión.

Prueba.De.Admision.

No sabía que podía odiar con tanta fuerza a solo tres putas palabras. Me levante de mala gana y lancé una pantufla a la puerta.

-Tan vigorosa como siempre, cariño. Te espero abajo.

-Espérame sentada -le grité, mientras caminaba al baño y me sentaba en el váter a contemplar las baldosas.

Prueba de admisión.

No sabía que crecer era tan de la mierda. Estaba dejando de ser una niña consentida y ya estaba entiendo cómo se sentían Christian y Chris cuando mamá y papá los presionaban para que comenzaran una maldita carrera. Estaba completamente segura de que ninguno de los dos quería estudiar leyes. Pero lo hicieron. Y se graduaron con honores y aunque no le gustaba para nada ese mundo, lo hicieron solo por hacer feliz a nuestros padres.

Maldita sea mi maldita vida, maldición.

Hoy daban los resultados de mi segunda prueba de admisión, ya que en la primera quedé de número 849 en las notas. Y presentaron 850 personas.

Que desgracia, lloré como por tres días mientras comía helado en DUMBO.

-Estoy curioso acerca de la razón por la cual llevas aproximadamente 10 minutos sentada en el váter, mirando a la nada.

Puse los ojos en blanco.

Liam estaba de pie en la puerta del baño, la cual olvidé cerrar, porque se suponía que debía respetar mi privacidad.

Pero, Dios, que sexy se veía hoy.

Estaba vistiendo un jean oscuro ajustado, botas militares, una camisa negra manga larga, un reloj plateado en su muñeca izquierda y su cabello desordenado que no había cambiado en nada en estos últimos dos años. Pero, si tenía que compararlo a cómo era el día que le conocí, debía admitir que había cambiado considerablemente, tomando en cuenta que ahora se levanta muy temprano en la mañana a ejercitarse, lo cual le hacía mucho efecto.

-Deja de comerme con la mirada, mocosa. Harás que te folle más duro que anoche -dijo, sonriendo con altanería. Yo le saqué el dedo medio.

-¿Podrías darme un poco de privacidad, maldito fenómeno?

-Oblígame -me dedicó un guiño y seguidamente, cerró la puerta-. Te acompañaré a la universidad.

-No -negué rotundamente. No quería que Liam supiera de primera plana el resultado de esta prueba, la cual estaba totalmente segura, no había pasado.

-No recuerdo habértelo preguntado -replicó de vuelta. Lo imaginé rodando los ojos.

Maldito.

Me daba un poco de vergüenza con Liam. Se suponía que yo no tenía nada de eso, pero me sentía un poco presionada, aunque eso era algo que él no debía saber y era algo de lo cual no iba hablarle.

Liam se graduó el año pasado, junto con todos sus amigos retrasados, lo cual me sorprendió un poco, pero estaban todos felices y había sido contagioso. De mala gana, le di mis felicitaciones y les deseé  VPH a todos.

Ni la más remota idea de que habrá sido de sus miserables vidas, pero a Liam le había ido. Demasiado bien. Estaba trabajando en una clínica privada en el centro de la ciudad, en donde le pagaban decentemente, considerando que era un recién graduado. Estaba feliz por el. Además, dos veces a la semana, trabaja como voluntario en una fundación llamada "sonrisas", que se dedicaba a dar consultas gratuitas a familias que no podían pagar una clínica privada.

Criando a mi novia 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora