Capítulo 7.

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Capítulo 6 .

Liam.

-Wao -articuló Paige rascando su perfilada nariz-. Eres todo un asalta cunas, ¿no, Crous?

Inmediatamente me sentí en problemas. Sólo me llamaba por mi apellido cuando cometía algún mínimo error.

-Sky tiene 19 años -expliqué y deslicé uno de mis brazos sobre sus hombros-, y fue admitida en la facultad de enfermería.

-Hmn -articuló y miró de pies a cabeza a Sky, quien ya tenía el tic derecho en el ojo. Tenía esa mirada de loca de cuando arrastró a la pobre Madisson.

-¿Deseaba algo? -Esta vez fue Sky quien abrió la boca. Su expresión era neutral, pero podía apostar un millón de dólares que se sentía intimidada. La mocosa sabía con quien meterse.

-Necesito que me acompañes a llevar a Alex al médico -se explicó, ignorando del todo a Sky-. Tiene evacuaciones líquidas desde anoche.

-Qué absurdo -ladró mi novia-, Liam no tiene hijos.

-Apuesto a que tú das los mismos dolores de cabeza que una bebé de seis años.

-Yo conozco un buen pediatra -me apresuré a decir-, el doctor Foster, un anciano de 54 años. Tiene las respuestas a todo.

Sky me dirigió una mirada de pocos amigos, pero se inmutó a decir una palabra.

Paige dio una última mirada a Sky, esta estaba con una expresión perturbadoramente tranquila.

-Te esperaré en el auto -finalizó y comenzó a resonar sus tacones de aguja de vuelta hacia su Tahoe.

Sky se apresuró en tirar la puerta.

-¿Vas a ir? -Estalló.

No pude evitar mirar que sus pezones se veían a través de la fina tela de su pijama.

Me encogí de hombros.

-Ahorraré gasolina por hoy -murmuré y tomé su mano. Di un rápido beso en su frente y caminamos escaleras arriba-. Además, trabajaré medio día solamente.

-Ajá -musitó Sky-, medio día en Venus son 58 días y 9 horas terrestres. Básicamente, Paige utiliza otro horario.

Solté una risilla mientras empujaba la puerta para entrar a la habitación. Saqué rápidamente el jean y el suéter que estaba usando. Busqué el uniforme negro entre la ropa sucia y lo saqué. No olía mal, así que no estaba sucio.

Obviamente no le diría a mamá que tenía ropa sucia de hace semanas. Había acordado con ella que lavaría toda la ropa de ahora en adelante, sólo para librarla de tanto trabajo.

Hasta ahora, sólo había lavado la ropa de ella para librarme de sospechas.

-Renuncia -dijo Sky, interrumpiendo mi décima quinta atomización de colonia para tapar el olor a ropa amontonada del uniforme.

-¿D-Disculpa? - balbuceé.

-Podrías prostituirte -estableció-, me parece más correcto que estar de lacayo de esa tipa.

Masajeé mis sienes.

-Paige no intentará nada conmigo, ni en un millón de años, Sky -dije-, soy como su mascota favorita.

-Y tú contento -inquirió.

Bramé un sonido de desesperación y luego suspiré, mirándola. Se había tumbado en mi cama. Una mano sostenía su cabeza, mientras la otra dibujaba patrones invisibles en la sábana. Se percató de que tenía mi mirada fijada en ella.

Criando a mi novia 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora