Cap.9

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-¿Despertó?...-

Un cansado hombre le preguntaba a su amigo que no se había despegado del lado del pequeño en toda la noche, el hombre lo miro con tristeza respondiendo:

- No… pero lo hará, es fuerte, él lo hará…-

El rubio lo miro apesadumbrado y con un gesto de desaprobación le reprocho:

- ¿Cómo estas tan seguro?... digo ni siquiera lo conoces… Tae, por todos los cielos, podría ser un delincuente o peor, nada más piensa en las condiciones en las que lo encontraste…-

El taciturno hombre ni siquiera miro a su amigo, el solo miraba a la dulce criatura que dormía tan pacíficamente, con tristeza recordó como la vida lo había encaminado hacia el lugar donde salvaría a un dulce Ángel.
+++***+++

Era una calurosa tarde, Tae no veía la hora de que se terminara el que para él había sido el peor de sus días.

Su rubio amigo se paseaba por el estudio despotricando a viva voz de todo el mundo, pero él no necesitaba aquello el solo deseaba estar solo, como siempre, solo con su dolor, solo con sus recuerdos, solo él y la enorme soledad de su inmensa casa.

- Como se atreven a venir a estas alturas con eso… ella estaba enferma, todos lo sabíamos, semejante estúpida acusación, como si ya no te sacaron suficiente dinero, son unos bastardos ambiciosos y…-

- Basta Yoongi… ya basta…-

Tae silencio las palabras de su amigo,  se puso de pie y se encamino hacia el pequeño bar que había en su estudio, sirvió una copa de whiskey y la bebió con calma, camino hacia la ventana.

Miro con nostalgia el que alguna vez fue un hermoso jardín, y ahora era un triste y enorme lugar lleno de rosales secos y tierra árida, la recordó, un doloroso recuerdo, ella le sonreía, con sus hermosos labios rojos y sus dulces ojos verdes, estaba sentada entre maravillosas rosas, plantando.

Ese jardín había sido la vida de su esposa, ella lo amaba y él lo había abandonado desde el día en que ella cerro sus ojos para no abrirlos más, suspirando con pesadez le dijo a su amigo:

- Dales lo que quieran Yoongi…-

El rubio iba a protestar pero su amigo lo interrumpió, diciéndole cortante:

- Yiyi ya no está, ella era lo único que me importaba, el dinero, las empresas, la casa, los autos, nada me importa ya, si quieren llevárselo todo, que se lo lleven… mi único anhelo es reunirme con mi esposa…-

Tae pronuncio cada palabra con dolor, dos años habían pasado desde la muerte de su esposa, pero parecía que había sido ayer, no miro a su amigo que lo veía con molestia.

Tomo su abrigo y salió a caminar, todas las tardes se sumergía en el bullicio de la ciudad, buscaba algo, pero  no sabía lo que era, ¿quizás era paz?, ¿quizás que alguien acabara con su agonía?, él no lo sabía,  pero cada tarde caminaba y caminaba hasta más allá del anochecer.

Regresaba a su solitario hogar en la madrugada, cansado, y se tiraba en la cama a dormir entre lágrimas, recordándola.

Pero aquel día su destino iba a cambiar, cuando se dirigió al central park bien entrada la noche, a lo lejos escuchaba la música y el bullicio.

Eran frecuentes los conciertos en el parque, pero a él no le entusiasmaba nada de eso, se alejó de la gente hacia un costado del parque, la noche apenas iluminada por la luz de la luna.

Camino por largo rato, los grandes árboles hacían que la oscuridad se volviera más inquietante, pero a Tae no le importaba, el ya no tenía miedo a nada, cansado diviso un banco y se sentó a mirar lo poco que las sombras dejaban ver.

Jamás había estado en ese lado del parque, era hermoso y desolado, como si fuera un territorio virgen que nadie hubiese explorado, se sintió a gusto con la sensación de estar solo en ese lugar rodeado de frondosos árboles y plantas.

De pronto algo lo saco de sus pensamientos, era un ruido tenue y constante, tuvo que concentrarse para tratar de averiguar de dónde venía, camino despacio escuchando, buscando, poco a poco se fue acercando a un lugar que parecía una cueva, una cueva vegetal.

Pues todo estaba rodeado de plantas, y allí lo escucho con más fuerza, era un llanto, eran sollozos, lúgubres, tristes sollozos, camino hacia el interior y entonces lo vio, era una impactante visión.

Recostado sobre una sucia sabana había un pequeño ser, estaba encogido en posición fetal y abrazaba su vientre, sus sollozos llenaban el pequeño lugar, Tae se acercó a el rápidamente y lo tomo despacio en sus brazos, su corazón dio un vuelo.

Cuando unos hermosos ojos lo miraron con suplica, y el chico le dijo casi en un susurro:

- A…ayúdame… por favor…mi… mi bebe… ayúdame…-

♥Corazón Inocente ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora