Cap.6

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Jungkook camino como sonámbulo por horas, cuando volvió en sí, la oscuridad de la noche lo sobrecogió,  ya no eran enormes edificios, ni calles iluminadas por múltiples luces de neón, ahora eran edificaciones abandonadas y gente extraña que lo miraban como si fueran depredadores y él una presa.

Camino tan rápido como sus piernas se lo permitieron.

- ¿A dónde vas tan apurado pequeño príncipe?- un enorme hombre de oscuro cabello y un rostro lleno de cicatrices lo intercepto.

Jungkook quiso correr pero el extraño fue más rápido y lo apresó entre sus brazos amenazándolo con una navaja.

- veamos que tienes aquí – dijo mientras revisaba el pequeño bolso de Jungkook, dinero, el teléfono, su identificación y hasta el cambio de ropa que llevaba le fueron arrebatados.

Estaba tan asustado que no podía ni hablar, por un momento quiso estar en casa, cobijado entre sus sabanas, seguro, de pronto muchos hombres llegaron.

Le gritaban al que lo mantenía cautivo, todo sucedió tan rápido, gritos, golpes, mas gritos y sangre, sangre por todos lados.

No supo cómo, pero logro salir casi ileso de aquel infierno, una herida en su brazo derecho larga pero no profunda, y su tobillo dolía terriblemente haciéndolo cojear.

Pero aun así no se detuvo, y cuando se dio cuenta estaba de nuevo en una bulliciosa calle, y a pesar de ser casi de madrugada mucha gente aun caminaba por el lugar.

Una cabina telefónica llamo su atención , cuando estaba dentro pensó con tristeza que ya no tenía su teléfono, no sabía el teléfono de casa, ni el de Namjoon, mucho menos el de Jin.

- ¿Cómo puedo ser tan inútil?- se reprochó mientras lagrimas amargas lo embargaban.

Cuando levanto el teléfono la operadora lo hiso confundirse más, no tenía dinero para llamar, no sabía a donde llamar, ni siquiera sabía dónde estaba.

Jungkook se echó a llorar cuando salió de la cabina telefónica, estaba hambriento, tenía  frio, estaba solo en una ciudad que no conocía y tenía el corazón roto ¿Qué más podría pasarle?

El pequeño príncipe que en casa lo tenía todo, se metió aquella madrugada en un oscuro callejón y durmió como pudo acurrucado dentro de una gran caja de cartón que por lo menos le proporcionaba algo de calor.

Lloró por horas aferrado a su vientre, lloró por él, por su bebe, por lo que había perdido, por lo que nunca había tenido, lloró evocando la sonrisa de Hoseok, sus besos, sus caricias, lloró hasta que el cansancio se compadeció de su pequeña alma sumiéndolo en la inconciencia.
+++***+++

- UN MALDITO MES… ¿ES QUE ACASO ESTOY RODEADO DE INUTILES?... ¿COMO ES QUE NO PUEDEN ECONTRARLO?...-

Namjoon había envejecido diez años en esos treinta largos días, Jin lloraba en silencio entre los brazos de su prometido, contarle todo a Namjoon fue lo más difícil que había hecho en su vida.

Pero cuando no pudo contactarse con su primo, la angustia se apoderó de él y no tuvo más remedio que hablar, ahora un mes después, todos estaban aterrados de lo que le hubiese podido pasar a Jungkook.

- El maldito ese sigue de luna de miel, no hemos podido hablar con el, los padres de la chica insisten en que su yerno no tiene nada que ver con Jungkook y no quieren darnos el teléfono del imbécil, todavía faltan dos semanas para que vuelva de no sé dónde –

Namjoon caminaba de un lado a otro su corazón a punto de explotar, dejaba salir las palabras como un rio tratando de serenarse.

- ¿ De qué me sirve tanto poder, tanto dinero, sino puedo encontrar a mi hermanito?... ¿ de qué me sirve?...- Namjoon cayo de rodillas en el suelo llorando con tristeza e impotencia “ ¿Dónde estás mi pequeño príncipe? … ¿dónde?”.
+++

Muy lejos de allí en un callejón de la enorme ciudad de Nueva York, ya la noche había extendido su manto, dando paso a las criaturas nocturnas a salir de sus escondites.

Unas pequeñas manos hurgaban en la basura de un restaurant, los hermosos ojos observaban cada cosa que sus manos sostenían poniendo en una pequeña cesta aquello que pudiera servirle.

Los primeros días habían sido terribles, cuando el hambre había sido insostenible, mendigo por comida, feas miradas, duras palabras, e incluso hasta agresiones recibió la frágil criatura.

Una noche, con la boca rota y ahogado en llanto trataba de comer un pedazo de pan, vio como uno de esos tantos seres anónimos hurgaba en la basura y consiguió restos de comida que engullo al instante.

Jungkook observo por días la misma situación repetirse en varios lugares de comida.

Así había aprendido a conseguir alimento sin ser agredido por las despiadadas personas que no sentían compasión por nada ni por nadie.

♥Corazón Inocente ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora