El desencadenante/Plagas

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"Solo quince minutos" me recuerdo a mí misma las palabras de Chicle. Palabras que anunció hace un par de horas.

Sonrío tontamente cuando la princesa mueve un poco la cabeza, se la coloco con cuidado para que siga dormida cómodamente en mi hombro, y la admiro por unos segundos. Es adorable. Su rostro así de relajado me recuerda a cuando era pequeña, en esa época solo fruncía el ceño al fallar un cálculo o una teoría. 

No sé cuantos días llevaba sin dormir por las malditas plagas, me hacía una idea gracias a las ojeras que llevaba, pero tenía claro que quince minutos no iba a ser su descanso. Tenía que dormir.

Comienzo a analizar nuevamente todo lo ocurrido esta noche.

Voy poco a poco recordando los hechos hasta que freno en uno tan tonto, simple y fácil de pasar por alto. Pero yo sabía que ese pequeño gesto significaba mucho más, representaba un salto que no me había planteado hasta ahora, al menos no tan profundamente.

Al cruzar el puente con esas botas "científicas" la realidad me golpeó de frente, haciéndome ver lo mucho que habíamos cambiado.

Antes éramos solo ella, su hermano, yo (aunque él no es que hablara conmigo, de hecho no le soltaba una palabra a nadie) y el creciente deseo de la princesa por crear un reino. Su hobbie era la ciencia, pero lo hacía por curiosidad y amor a lo desconocido, no porque más gente necesitara de ella. Teníamos tiempo para malgastar, podíamos permitirnos recorrer ese mundo tan nuevo para nosotras, ese apocalipsis que, gracias a la compañía de la otra, se convertía en una aventura.

Las estúpidas botas no solo eran una de sus miles innovaciones tecnológicas, si no un aviso de que ahora se valía por si misma. Obviamente eso no era lo que me enfadaba, amaba esa característica suya, lo que me cabreaba era que había sido obligada a ello, perdiendo así gran parte de su infancia, estaba obligada a ser independiente para que otras personas dependieran de ella. Tuvo que madurar a una edad impensable solo para que otros pudieran hacerlo más viejos (o nunca)

Apartó todo de su lado y se arriesgó. Lo sigue haciendo de hecho, por un reino por el cual había soñado desde pequeña, el mismo reino que nos había separado.

Y ahora lo había perdido todo, y me alegraba, una parte egoísta escondida en lo más profundo de mi ser se alegraba, pero no por mi conveniencia, si no por la suya propia. Era libre. Aunque la conocía, sabía que todos esos años de dedicación, trabajo, esfuerzo y cariño le daban vueltas constantemente. Sabía que le dolía como si estuviera perdiendo a su familia, por que para ella lo eran realmente.

Marceline: Supongo que ambas tuvimos razón en nuestro momento- susurro. No entiendo el porqué, pero necesito decirlo en voz alta, quizá para desahogarme, ya que tras todos estos años no me he atrevido a decirlo- Solo que quizá yo era demasiado cabezota para ponerme en tu piel, y tu demasiado dedicada para arriesgarte y darnos una oportunidad.

Muevo la cabeza lentamente hacia arriba mientras suelto un largo suspiro. Sienta bien. Me quedo unos segundos contemplando la belleza de las estrellas hasta que oigo una voz.

Chicle: No era dedicación, al menos no al final, dejó de serlo cuando pasó un tiempo- sus palabras me quitan el aliento. Creía que estaba dormida, no sé si estoy lista para esta conversación- Era responsabilidad- continúa cuando ve que no voy a responder- Lo que no sabía era que había asumido la de tantas personas.

Levanta la cabeza de mi hombro y me mira a los ojos.

Chicle: Con el paso de los años me iba encontrando peor. Había cumplido mi sueño, pero me aterraba perderlo, me asustaba no ser suficiente. Cada día luchaba más por él, dejando de ser consciente de la cantidad de tiempo y energía que le entregaba. Con el paso del tiempo, me encerré en una barrera invisible, siendo solo y únicamente la princesa de unas chuches infantiles, despreocupadas e inocentes. Por suerte aparecieron Finn y Jake, para ese entonces llevábamos años sin vernos. Ellos fueron mis primeros amigos en mucho tiempo. Me devolvieron un poco a la vida ¿sabes? Consiguieron mostrarme de nuevo lo que era estar con amigos, tener tiempo libre, no pensar 24/7 en el "trabajo"... Gracias a ellos mi mente comenzó a abrirse poco a poco- sonríe y con seguridad posa su mano en mi mejilla, acariciándola con el pulgar.

La historia nunca contada (Bubbline)Where stories live. Discover now