Capítulo 5

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Fue hace unos seis meses después de la boda que la pesadilla comenzó. Zayn y yo estábamos en la cama, haciendo lo que solíamos hacer allí aparte de dormir. Yo estaba entre sus piernas, lamiendo sus sudorosas, fragantes bolas antes de pasar a comer su sudoroso y almizclado culo. Lamí en contra de su testículo izquierdo y sentí algo. Algo como un pequeño bache en su suave esfera. Yo no pensé nada malo en el momento, aparte del hecho de que nunca había notado nada allí antes. Yo sólo lo atribuí a no ser muy observador cuando me pierdo en el olor y el sabor de su ingle y volví a mi misión de lamer cada pulgada de sudor y placer que podría encontrar.

Unas dos semanas más tarde, volvimos a jugar cuando sentí el pequeño bulto de nuevo. Había crecido. Ahora era muy notable cuando lamí su saco. Levante la mirada de entre sus piernas.

―Cariño, hay algo diferente acerca de tus bolas, ―le dije.

― ¿Qué? ¿Una desapareció o algo así? ―Zayn me sonrió, supongo que pensó que estaba bromeando.

―No. Pero hay un bulto en una de ellas. Me di cuenta hace un par de semanas atrás, pero no dije nada porque era muy pequeño, pero ha crecido. Es mucho más grande de lo que era.

― ¿Estás bromeando? ―Dijo Zayn, sorprendido por mi semblante.

―No, es broma, ―le dije y agarré su mano. Para guiarla a donde yo había sentido el bulto y dejar que él lo sintiera.

― ¿Qué carajo? ―Dijo Zayn, sintiendo el bulto en su testículo.

― ¿Cuánto tiempo ha estado allí?

―No lo sé. Yo nunca me di cuenta antes, ―dijo Zayn, mirándome, con la preocupación reflejada en su rostro.

―Zayn, realmente creo que deberías ver a uno de los médicos del equipo para que te revise.

―Estoy seguro de que no es nada serio. Probablemente, sólo algo que hice en la práctica. ―Trató de restarle importancia.

―Zayn, no hagas caso omiso de esto. Podría ser algo serio.

Prométeme que vas a hablar con el médico del equipo mañana.

―Está bien, cariño. Si te hace feliz, voy a hablar con el doc.

Pero cuando le pregunté acerca de ello al día siguiente después de la práctica, no había hablado con el médico. Al día siguiente, fui a ver al doctor y le hablé al respecto. El médico sacó a Zayn de la práctica y lo examinó. De inmediato le hizo una referencia a Zayn para ver a un urólogo¹² en el centro médico universitario. Zayn seguía actuando como si no fuera importante, pero me pidió que lo acompañara a la cita a la mañana siguiente. Supe entonces que estaba empezando a tomar esto en serio.

Cuando llegamos al centro médico, nos remitieron a la clínica. Ahí Zayn tuvo que llenar un montón de papeleo. Me di cuenta de que cada vez que una forma le pedía un familiar, el colocaba mi nombre. Cuando llegó el momento para que Zayn se examinara, me dijo que fuera con él. La enfermera comenzó a decirle que él era el único en la sala de examen.

―Él va conmigo, ―dijo Zayn, su voz baja y llena de amenaza. Si las miradas mataran, esa enfermera hubiera sido un charco de fluidos y tejidos.

El doctor entró, era muy joven, yo diría que no más de cinco a siete años mayor que Zayn. Era alto y delgado y tenía una mata de pelo rojizo, de piel muy blanca y ojos verdes. Todavía podía ver las pecas sobre la nariz bajo el par de gafas de montura metálica. El nombre en su etiqueta decía: Christian O'Neal. Se presentó a Zayn y luego se volvió hacia mí, extendiendo su mano.

― ¿Y usted es?

―Soy Liam Halversohn, ―le dije, estrechando la mano del doctor.

―Él es mi compañero. Estamos casados. ¿Tienes un problema con eso? ―Gruñó Zayn.

Dormitorio de atletas IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora