... mi problema.

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− ¡Oh, basta! Deja de molestar.

− No, no lo haré hasta que me digas la verdad.

Aron llevaba desde el inicio de clases persiguiendo a Ren, después de que Jr le dijo lo que había sucedido, el por qué Minki no se encontraba en el autobús el otro día, empezó a sentirse nervioso. Pero al día siguiente, cuando todo parecía que iría normal, se había encontrado con la peculiar escena de su amigo hablando y jugueteando con Dongho por los pasillos.

Era tan molesto y Minki se molestaba con él también en su insistencia por preguntar lo que se traía con el molesto miembro del equipo de baloncesto, pero su amigo simplemente lo esquivaba y fingía que no tenía ni idea de lo que le hablaba.

− ¿Ustedes dos ya salen, o qué?

− ¿Qué te importa?

− ¡Por supuesto que me importa! – Le tomó del brazo, para que dejara de caminar, escapando de él. El menor de los dos había decidido no tomar el autobús ese día para regresar a casa, porque tenía a Aron detrás suyo pidiendo insistente una explicación del por qué él y Baekho estaban muy unidos últimamente. Y sabiendo que su amigo no era de rendirse fácil, decidió que era mejor discutir en las calles que en un espacio reducido y cerrado.

− No debería −. Masculló, tratando de mantener la lengua en su lugar y no tocar temas sensibles porque, por muy molesto que el americano se estuviese comportando, seguía siendo su amigo, su mejor amigo, y no quería lastimarlo.

− Ren. Tú me gustas −. Pero al contrario suyo, parecía que Aron no tenía problemas en tocar dichos temas. – Realmente me gustas y lo sabes.

− Sí, lo sé −. Gruñó, pidiendo a los cielos que aquello no fuese a convertirse en una nueva confesión donde le pedía que fueran novios, al menos intentarlo y él se tuviese que ver en, nuevamente, la penosa necesidad de declinar la "tentadora" oferta.

− Me gustas, y aunque me duele sé que no te gusto, y la verdad por mi está bien si te gusta alguien más, yo lo aceptaré y seré un buen perdedor −. Minki enarcó una de sus cejas, incrédulo ya que lo que le decía y lo que hacía en ese momento no le parecía coherente. − ¿Pero tiene que ser ese idiota? ¡Él te trató horrible después de que se diera cuenta que no eres ninguna chica! ¡Y te echó la culpa por su estupidez! ¡Y ni se ha disculpado!

− ¡Ya se disculpó!

− ¡Pero no porque realmente quisiera! ¡Lo hizo por su amiga no por ti! – Minki desvió la mirada, tratando de no tomarse nada de lo que su moreno amigo decía, de forma personal. Pero era difícil, porque si seguía hablando sospechaba que entonces comenzaría a ver las cosas de otra manera y no sabía que tan bueno podía eso ser.

− ¿Qué importa? Ya estamos en buenos términos. ¿No debería ser eso lo que importa?

− ¡Por supuesto que no! – Aron todavía molesto se le acercó un poco más, lo que significaba que estaba a punto de bajar el tono y hablar más serio de lo que venía haciendo. – Minki. A ti te gusta, y es obvio que a él le gustas. ¿Pero estás seguro de querer enamorarte de él? Porque si lo haces y comienzas a desearlo, él podría darse cuenta que debajo del pantalón no tienes lo que él podría esperar. ¿Realmente crees que él va a aceptarte totalmente? ¿Crees que él no se echará para atrás una vez que el capricho se le haya pasado?

− ¿Y si no es un capricho?

− ¿Y si sí lo es? ¿Lo conoces bien como para asegurar que no va a romperte el corazón en ningún momento? – Minki lo comprendía, agradecía enormemente los sentimientos y la preocupación de Aron con respecto a su persona, pero no podía sólo dejarse llevar por él. – De acuerdo, hagamos esto; Tú asegúrame, júrame que confías plenamente en él y yo te prometo, aquí y ahora que no me meteré entre ustedes y hasta trataré de llevarme bien con él.

Ella es...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora