Desatenta

37 4 0
                                    

-Oh, encantada, yo soy Agatha.-le dije saludándolo. Podía sentir como las demás chicas del salón me miraban de arriba a abajo y sin disimulo. Pero,¿ qué culpa tenía de que se hubiera acercado a mi y no a alguna de ellas?-pensé en mis adentros intentando no sentirme incómoda por las miradas que tenía encima.

Adrián y yo salimos de la clase y nos dirigimos a un banco cerca del instituto.

-Así que acabas de llegar de Colombia.-le comenté tratando de sacar información y saber más datos sobre él.

-Sí, vine a España a estudiar ingeniería.-me respondió emocionado. Me contó que tenía un hermano un año menor que él llamado Alejandro y una hermana mayor llamada Martina. Estábamos muy agusto hablando hasta que llegó Nieves.

-Oh, hola Adrián. ¿Podrías acompañarme a la biblioteca a por unos libros para el trabajo que tenemos que hacer?-le dijo Nieves.

-Oh claro-dijo Adrián. Nieves le cogió del brazo y se lo llevó a rastras. Ésta se dio la vuelta y me guiñó un ojo. De nuevo intentaba agotar mi paciencia. ¿Esta chica no se cansaba de intentar hacerme la vida imposible?

Entré al edificio en busca de mis amigas. Saqué el móvil de mi mochila y les mandé un mensaje.

-Chicas, ¿dónde están?-

Iba tan distraída con mi teléfono que me choqué con un pecho fuerte y musculoso. Levanté mi mirada y me di cuenta que se trataba de Alberto.

-Perdón Alberto iba muy despistada.-le dije, dándole un repaso con la mirada. El otro día estaba tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta que Alberto era un bombón de pies a cabeza.

-No tiene importancia.-me respondió cariñoso y alegre.
Ya que no encontraba a mis amigas, Alberto me invitó a tomar un capuchino en la cafetería del instituto. Mientras hablábamos me di cuenta que era un chico muy observador y muy gentil. Antes de que tocara el timbre, apuntó su número en una servilleta y me la entregó. Yo sonreí divertida. Era muy emocionante. Me dio un beso en la mejilla y se fue.

Subí las escaleras rumbo a mi clase y de repente vi algo que me sorprendió mucho. Un momento que no me esperaba. Se trataba de Flavia. Estaba con un chico rubio dorado, alto y llevaba una camiseta morada y unos pantalones de chándal. Pero lo increíble no era eso, sino que se estuvieran ¡BESANDO! Mientras los observaba desde la distancia me di cuenta de que alguien se aproximaba hacia ellos. Se trataba de Cristóbal, él era el mejor amigo de Flavia, estaba muy enamorado de ella  en secreto. Él lo niega pero yo sé que tengo razón.

-Flavia,¿podemos hablar?-oí que le preguntaba Cristóbal, arruinando el momento. Flavia miró a su chico y después se giró.

-No, estoy ocupada.- escuché que le respondía. Yo estaba de los nervios. ¿Cómo podía Cristóbal arruinar el momento de Flavia? Qué incómodo. Cristóbal se resignó y caminó en mi dirección. Maldición. Me vio ver el mini espectáculo que dio.

-¿Qué fue lo que escuchaste?-me preguntó bastante enfadado. Me daba bastante risa su comportamiento infantil.

-Oh nada. Acabo de llegar.- le respondí seria y me fui. Qué tío tan inmaduro. No se daba cuenta de que se nota a kilómetros quién te quiere a centímetros.

(...)

Dos horas después salimos del instituto, Flavia y yo decidimos ir al Mc Donalds a comer.

-Ahora sí-le dije-Tienes que contarme todo, con pelos y señales, sin guardarte nada.-proseguí. Estaba ansiosa por saber quién era el nuevo galán de mi mejor amiga.

-Se llama Félix Gaspar, tiene unos ojos grises hermosos...-decía ella, embobada. Se notaba que le gustaba mucho. Siguió contándome que eran como polos opuestos, como el blanco y el negro, aseguraba que eran muy distintos pero que aún así le atraía. Siempre he pensado que de eso trata la vida, de coincidir con personas que te enseñen a ver desde otra perspectiva, que te muestren canciones que no sabías que te gustaban. Ese tipo de personas te enseñan a ver con otros ojos, y qué bonito.

Me sentía emocionada por ella.

-Un día tienes que presentarme a mi futuro cuñado.-la molesté divertida. 

Seguimos hablando hasta que recibí una llamada de un número desconocido. Me puse nerviosa y miré a Flavia. Asintió con la cabeza y me dijo que respondiera y pusiera el altavoz. Y así hice.

-¿Hola?-me decía el desconocido.

-¿Hola? ¿Quién eres?-

-Oh sí, perdona, soy Alberto.- Me quede algo sorprendida. Flavia me miraba curiosa y divertida.

-¿Cómo conseguiste mi número?-le pregunté. Que yo sepa no le di mi número.

-Tengo mis contactos-me dijo riendo tiernamente. Vaya, qué casualidad,¿no?-pensé.-Como no me llamabas he decidido dar yo el primer paso. Y aquí estoy.-sonreí. Al menos ponía interés en buscarme.

-Me gustaría conocerte más, me haces sentir muy bien, me das mucha paz-me dijo. Tenían que haber visto la cara de Flavia, estaba mucho más emocionada que yo. De no ser porque él estaba al teléfono ella hubiera gritado de la alegría.

Me quedé sin habla. ¿Qué debía responder a eso? ¿Por qué nunca nos han enseñado en el instituto cómo reaccionar en situaciones como esta?

-Vaya... Me halagas... No sé muy bien qué decir.-

-No digas nada- me respondió-Simplemente acepta salir conmigo hoy en la tarde. A las cinco. En El Retiro.

-Tú ganas-le dije sonriendo.

-Te paso a buscar a esa hora.-me dijo y colgó.

Flavia se puso como loca.

-¡AMIGA! ¡TENDRÁS TU PRIMERA CITA CON ALBERTO!.-me dijo prácticamente gritando. Estaba empezando a ruborizarme más de lo normal. ¿Esto era una cita?-¡ TENEMOS QUE IR AHORA MISMO A TU CASA A ELEGIR UN OUTFIT! ¡Y A MAQUILLARTE COMO ES DEBIDO! AY POR DIOS ¡Y A HACERTE UN PEINADO HERMOSO!-siguió diciendo, más nerviosa que yo.

Media hora después estábamos en mi casa. Eran las tres y media. Teníamos el tiempo suficiente para hacer todo lo que teníamos que hacer hasta que llegara Alberto a recogerme.

Abrimos mi armario y mi mejor amiga escogió varios vestidos e hizo que me probara uno a uno. El primer look era un vestido azul marino de tirantes con unos tacones negros. A ambas no nos gustó, algo que agradecí. El segundo outfit era una blusa blanca con una falda de tubo negra. Lo sentí demasiado formal para una cita. Al final optamos por escoger el tercer look, se trataba de un vestido largo naranja y de tirantes. Era realmente hermoso. Flavia me ayudó a maquillarme de una forma que no fuera demasiado exagerada, pero que aún así dejara mi cara iluminada y bonita. Por último, decidí llevar mi melena rizada suelta, al natural.

Mi madrastra entró a la habitación.

-Qué bonita y arreglada estás.-me dijo mirándome fijamente en busca de una respuesta.

-Alberto, un chico nuevo del instituto me invitó a salir. Vendrá en media hora a recogerme.-le dije feliz. Ella sonrió. Vilma y yo estábamos muy unidas, nuestra confianza era mutua. Aunque ella nunca podrá reemplazar a mi madre biológica, por mucho que la quiera.

-Me alegro mucho por ti. Vas a volverle loco, estás preciosa.-me halagó. Recuerda que cualquier chico en su sano juicio se volvería loco por ti.-me aconsejó. La abracé y ella abandonó la estancia.

(...)

Pasaron treinta minutos  y de repente tocaron el timbre. Era él. Iba muy guapo, demasiado diría yo. Llevaba una bonita camisa blanca y unos jeans azul marino. ¿He mencionado ya que los hombres con camisa me vuelven loca?

Cogí mi pequeño bolso negro. Mi mejor amiga me abrazó fuertemente y me alentó a que me fuera ya. Me despedí de mi hermano Paolo y me fui al encuentro de Alberto.

-No estés nerviosa. Sé tu misma siempre, le vas a encantar así de loca y sonriente.-me dijeron al unísono Flavia y Vilma. Me fui con la emoción de saber qué locuras viviría hoy al lado de Alberto. Sin pensar en nada ni en nadie más. Solo él y yo.




¡HOLA! AQUÍ TENÉIS EL CUARTO CAPITULO DE ESTA HISTORIA... LA VIDA AMOROSA DE AGATHA DA UN GIRO INESPERADO... ¿QUÉ PASARÁ ENTRE ELLA Y ALBERTO? ¿NACERÁ EL AMOR ENTRE ESTOS DOS? Y... LA PREGUNTA DEL MILLÓN... ¿QUÉ PASARÁ CON ADRIÁN? LO SABREMOS PRÓXIMAMENTE...
GRACIAS POR LEER🌹
-A-

𝑰 𝑺𝑻𝑰𝑳𝑳 𝑳𝑶𝑽𝑬 𝒀𝑶𝑼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora