Pasión agitadora

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Adrián fue como un terremoto en mi vida, llegó y arrasó con ella, poniéndolo todo al revés. Me había transtornado el juicio. Cuando lo veía me costaba respirar y mantener la calma. Pero por otra parte estaba Alberto, el chico perfecto, el que mejores notas sacaba, venía de una buena familia y me amaba. Mientras pensaba en Alberto en la salida del instituto, casi no me doy cuenta de que Jorge estaba esperándome apoyado en su reluciente coche último modelo. Se acercó a mí y me abrazó fuertemente.

-¿Qué estás haciendo aquí? Qué sorpresa.

-Tu mejor amigo ha venido a alegrarte el día.-me dijo sonriendo. Era como si me hubiera leído la mente, necesitaba que me hiciera reír. Me abrió la puerta del copiloto y me adentré en el vehículo. Él inmediatamente puso música para relajar el ambiente.  No sabía muy bien a dónde me llevaba Jorge, pero decidí dejarme llevar.

Media hora después, mi mejor amigo aparcó su coche cerca de Plaza de España y me llevó a comer a un restaurante. El camarero nos ofreció la carta y posteriormente él eligió una paella y yo un plato de salmón ahumado con patatas fritas.

Quince minutos después, mientras el camarero nos servía la comida, aparecieron dos personas por la puerta. Desde el umbral de ésta, Adrián me observaba fijamente y fulminaba con la mirada a Jorge. A su vera estaba una chica de tez morena, alta y delgada, ataviada en un vestido rojo que resaltaba sus pechos. ¿Quién era esa mujer? Aparté la mirada de la de Adrián y me centré en la conversación que estaba teniendo con mi mejor amigo.

-¿Quién es él, Agatha?-me preguntó curioso Jorge.

-Es un compañero de clase.

-Por como te ha mirado, no me creo que sea solo un simple compañero del instituto.¿Cómo podía saberlo todo? ¿Cómo me conocía tan bien? Definitivamente se merecía llamarse mi mejor amigo.

Decidí evitar el tema, no era el momento más adecuado para contarle todos mis dramas amorosos.

-¿A ti cómo te va con Sara?-dije nerviosa, cambiando de tema. Tornó sus ojos color caramelo.

-Estoy enamorado.-me confesó. Sara y él llevaban saliendo tres años, eran la pareja perfecta. Si aún creía en el amor era por ellos. Me demostraron que el amor sincero y puro existe, que sólo es cuestión de saber querer y respetar a la otra persona.

-Estoy muy feliz por ti. Realmente te lo mereces.

Jorge, al igual que yo, había pasado por relaciones difíciles, le habían roto el corazón más veces de las que podría contar. Pero cuando conoció a Sara, todo cambió. Su dolor del pasado sanó y supo dejar atrás todo lo que había vivido para centrarse en enamorar a Sara, hacer que su corazón latiera por él y así fue. Se entregaron el uno al otro y después de tanto tiempo, aún seguían enamorados.

De repente, el camarero trajo una botella de vino.

-El señor de la mesa cinco les manda esta botella.-nos dijo. Dirigí mi mirada hacia él y me saludó con la mano. ¿Qué se creía? Jorge me miró curioso.

-Sabía que no me equivocaba, ese chico está interesado en ti.

-Jorge, deja de decir tonterías, por favor.

Me levanté de mi asiento y me dirigí al baño de mujeres. Necesitaba un respiro. Abrí la puerta e inmediatamente me miré al espejo. Tenía ojeras, últimamente ya no dormía, mi mente me torturaba toda la noche, pensando en él, en Adrián, y por más que quería sacármelo de mis pensamientos, no resultaba. Cerré los ojos por un momento y cuando los abrí, vi por el reflejo del espejo a Adrián. ¿Estaba soñando? Maldita sea, ¿por qué aparecía todo el tiempo? A cualquier lugar al que iba, él aparecía ahí. Apresuradamente, se pegó a mi espalda y comenzó a besarme el cuello.

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⏰ Última actualización: Oct 15, 2019 ⏰

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