Primera vista

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Entramos a nuestra clase correspondiente y en ella nos encontramos con Irina. Ella era una chica de pelo rizado a la que le gustaba mucho plancharse el pelo y era morena. Hace un año llegó de Marruecos y actualmente vivía con su madre en Madrid, al igual que nosotras.

-¡Ay hola chicas!-nos dijo a Carla y a mi.

-Te echábamos de menos-le respondió Carla a Irina.

Procedimos a entrar a nuestra clase y en ella se encontraban muchas personas de distintas nacionalidades, unos eran españoles, otros ecuatorianos, marroquíes e incluso bolivianos y chinos. Era una clase bastante variada, con distinguidas culturas.
Mis amigas y yo nos debatíamos entre donde íbamos a sentarnos en clase.

-No deberíamos sentarnos en última fila como el año pasado.-comentó Clara.

-Clara tiene razón, si nos sentamos cerca podremos concentrarnos más.-añadió Irina

-Tienen razón chicas.- respondí.

Después de un mini debate, decidimos sentarnos en tercera fila, donde no estábamos tan cerca ni tan lejos, una distancia perfecta entre la pizarra y la puerta de la clase.

Nuestro tutor, el profesor de latín llamado Javier, nos indicó a todos como se iba a desarrollar este año y todos los criterios de evaluación. Javier, nuestro profesor, llevaba bastantes años siéndolo y era muy bueno en su trabajo.

-Este es el último año y tengo esperanzas en que todos lograrán pasar de curso con buenas calificaciones-nos alentó Javier.

Después de una hora de presentación y de darnos el horario correspondiente con las asignaturas que habíamos escogido, tuvimos que irnos todos a las clases donde nos tocaba. A Clara, Irina y a mi nos tocaba Filosofía en la clase de Paola.
Entramos y lo vi. No sé si han vivido algún momento en que se quedan paralizados y atónitos, un instante en el que no existe nada más, no hay nada en el espacio. No podía moverme ni mirar para otro lado. Tenía el corazón latiendo a mil. Me encontraba con muchas emociones en el cuerpo que no sabía cómo gestionar. De repente y sin esperarlo Paola me despertó del sueño en el que me había metido casi sin ser consciente.

-Agatha, ¿qué te pasa? Despierta.- Paola chasqueó los dedos enfrente de mi mirada perdida para que reaccionara.

La miré a los ojos un poco aturdida.

-Estoy bien. Simplemente me adentré en mis pensamientos.- le respondí rápidamente girándome hacia el lugar donde vi al individuo que me dejó casi plasmada en el lugar en el que estaba.
Miré hacia todas partes, a todos los rincones de la clase pero el sujeto ya no estaba. Antes de sentarme en alguna mesa vacía, volví a observar toda la clase para tener la certeza de que no se encontraba en el mismo salón que yo. Seguidamente me quedé pensando en qué lugar sentarme y finalmente decidí sentarme al lado de un nuevo chico llamado Alberto, venía de Argentina y llevaba a penas un mes en la ciudad.
Alberto era un chico apuesto, era pelirrojo, tenía los ojos verdes y tenía un carácter muy agradable y sobretodo era gracioso.
Francamente sabía como hacerme reír y eso que solo acabábamos de conocernos.

-Agatha, si algún día viajas a Argentina te recomiendo probar las milanesas, están riquísimas.- me comentaba Alberto. Y también debes visitar el Obelisco, y sobretodo bailar tango.-continuó diciéndome. Agradecí sus palabras, ya que estaba en mis planes viajar a Argentina algún día, es una ciudad hermosa, ¿¡cómo no querer visitarla!?

A pesar de la interesante y productiva charla con Alberto, mi mente no paraba de pensar en ese momento en el que me quedé inmovilizada viendo a esa nueva persona. Por más que pensaba y pensaba, por más vueltas que le daba al asunto, no lograba acordarme del todo de su cara. ¿Cómo había podido olvidarla?- me pregunté a mi misma.

-¡Agatha Solano!-me llamó la atención la profesora de Filosofía llamada Regina al verme distraída .-¿Quién era Platón?-me preguntó a modo de reclamo.

-Emmmm...-traté de responder pero una voz femenina me interrumpió antes de que yo pudiera dar mi respuesta.

-Platón fue un filósofo griego, seguidor de Sócrates.-respondió la voz. Pronto me di cuenta que se trataba de Nieves.
Nieves y yo éramos peores enemigas desde hace muchos años. Realmente la detestaba y odiaba estar en la misma clase que ella. Me ponía de los nervios pero omití su cara de felicidad y su cretina sonrisa.

-Bien respondido, Nieves.-respondió la profesora Regina. Nieves me miró con cara de satisfacción y yo simplemente la ignoré. Ella lo único que quería era mortificarme, y no lo lograría.

Pasados unos quince minutos, tocó el timbre que nos indicó que había finalizado la clase y que era la hora del recreo.

-Ha finalizado la clase por hoy, chicos.-dijo la profesora de filosofía.-Traed el libro mañana, que tengáis una buena tarde.-prosiguió y se marchó del salón. Respiré aliviada. Primera clase y ya la había liado. Pero no iba a permitir que nadie arruinara mi primer día de clases.

Me reuní con mi mejor amiga Flavia en la cafetería, y le conté todo lo que me sucedió.

-¿De verdad no te acuerdas de su cara?-me preguntó Flavia intrigada y llena de emoción por el chisme que le acababa de contar.

-No, pero recuerdo el momento como si me hubiera pasado hace cinco minutos.- le respondí. Me sentía impotente por haber olvidado la cara de la persona que me había hecho sentir de todo en cuestión de segundos.

-¡Qué emoción, Agatha! ¡Qué misterio! ¿Quién será? ¿Será alto? ¿Será guapo? ¿Tendrá los ojos azules? ¿Será rubio? ¿Divertido? ¿Amable? Oh, y , ¿de dónde será? Ojalá sea estadounidense.-fantaseaba mi mejor amiga mientras yo simplemente la miraba estupefacta al ver cuántas preguntas rondaban por su cabeza.
Yo sencillamente prefería no proyectar una imagen sobre él, ya que no tenía ni la ligera idea de cómo podía ser físicamente y mucho menos conocer su personalidad.

Acabados los escasos quince minutos que nos dan de descanso, tocó el timbre del instituto y Flavia y yo volvimos a nuestras clases pero antes de ello, mi mejor amiga me pidió que la acompañara al baño.

-Agatha, antes de subir acompáñame al baño.-dijo y yo asentí con la cabeza.
Entramos al baño y yo me quedé esperándola, pero mientras me peinaba mi melena rizada, escuché a dos voces femeninas, las cuáles provenían del pasillo. Me acerqué un poco a la puerta para escuchar, sí, soy demasiado curiosa. Pegué mi oreja a la entrada y pude reconocer las voces de Nieves y Mónica.

-Mónica, en clase hay un chico guapísimo, es nuevo y viene de Bolivia. Se rumorea que también tiene familia de Colombia. Lleva un par de meses en la ciudad. ¡Tienes que verlo, de verdad! Te va a parecer un bombón.-exclamó Nieves. Hablaban de un chico al que aún no conocía y eso me parecía muy intrigante. Me gustaba conocer a la gran mayoría de personas de los otros dos cursos.

-Oh, ahí está.- le dijo Nieves a Mónica y oí sus pasos aproximándose. Me moría de la curiosidad por ver su cara. Decidí abrir la puerta del baño y salir al pasillo, dónde se encontraban los tres. Sé que será una mala idea pero... mi intriga era más grande que yo misma. Abrí la puerta y al ver su cara, se me cayeron al suelo los libros que traía en mis manos. Me quedé asombrada al descubrir que Nieves describía a la persona que yo había visto la hora anterior...


*¡HOLA ,AQUÍ ESTÁ EL SEGUNDO CAPÍTULO DE ESTA HISTORIA! SI HAN LLEGADO A LEER ESTO, SIMPLEMENTE GRACIAS❤️ *
¡ESPERO QUE LES ESTÉ GUSTANDO LA HISTORIA! Pronto habrá mucho más...
-A-

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