Trío

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Tenia sus manos en mi piel... sus besos en mi cuello, todo lo que podía sentir era ese dulce aroma a frutas frescas y la lujuria deslizarse entre mis piernas.

Un par de manos me recorrían completa, hasta hacerme perder la razón de toda lógica posible a lo que estaba sucediendo en mi celda.

Piper susurraba palabras de amor en mi oído mientras otra voz, un poco mas grave, soltaba aire tibio en mi cuello, luego entre mis pechos para finalizar con una risa burlona que solo ella es capaz de hacer sonar tan sexy.

Como llegué hasta esto...?.. Solo seguida por mis instintos y por aquel aroma que nos volvió loca a mi mujer y a mi.

Piper seria liberada en dos días y sabía que ya no tendría tiempo para esto luego. Ni con ella, ni con la melena rizada que asomaba por mi cuello. Porque habíamos hablado bastante del tema. Las cosas claras, ante todo, pero aun así, eso no hacía que esto fuera menos placentero o erótico. Piper amó ese aroma a frutas desde el primer momento en que logro sentirlo.. Y yo, pues, que decir... lo había deseado desde hace tiempo.

La idea recorrió mí mente al momento de saber sobre la liberación de mi mujer. Y aunque todo fue tan repentino, aún así no podía ni quería sentirme mal por lo que estábamos haciendo. Éramos tres cuerpos encadenados a una misma fantasía. Las risas y los gemidos desbordaban mi celda de máxima seguridad. Creech nos había dejado la celda para nosotras esta noche, y así poder dar rienda suelta a nuestros bajos instintos.

Podía sentir la desesperación en mi mujer. Su toque desesperado por ser ella quien me llevara al orgasmo. Pero aquella risita en mi oído me hacia vibrar por dentro hasta lo mas profundo. No podía negar el efecto de esa voz en mi piel, y ella lo sabia. Jadeaba en mi cuello y el aire tibio solo hacia que mi visión se nublada aun mas. Sentía los dedos de Piper colarse entre mis piernas. Esos finos dedos que tantas veces sentí dentro de mi. Pero esta vez era distinto. Y ella quiso que así fuera.

Tomó la mano de mi mujer entre las suyas y mis ojos se desorbitaron al ver lo que planeaba su mirada. Sentí como la rubia a mi izquierda se tensaba ante la idea, pero un segundo después sus pupilas dilatadas y ese azul profundo en su mirada me indicaron que la idea no le desagradaba en lo absoluto.

-Al, solo déjate llevar. Creo que ambas sabemos lo que te gusta.- me guiñó el ojo y se adentró en mi

Su movimiento lento pero sensual empezó a colarse en mi cuerpo Y pude sentir la presión de ambas manos sobre mi intimidad. Piper era quien ejecutaba la acción y aquella mano experta sobre la de ella era quien guiaba sus movimientos.

La lengua de mi prometida se adentró en mi boca y mis gemidos fueron silenciados por ella; mientras podía sentir otra lengua saborear mis pechos sin reparo alguno.

Mis manos sin control intentaban aferrarse a ambas mujeres al mismo tiempo, pero eso era casi imposible ya que ninguna de las dos quería cederme ni un poquito del control que estaban ejerciendo sobre mi. Se miraban cómplices de mi excitación y solo dejaban de hacerlo para dedicarse a mi. Aquel vaivén de mis caderas comenzó a intensificarse cuando pude sentir los besos de mi rubia en mi vientre y ese dulce aroma a frutas acercarse a mi despacio para luego besarme con lujuria.

Su lengua me recorrió completa haciendo que jadeara de placer y buscara oxigeno desesperada. La miré tan intensamente como mis ojos me lo permitieron y en ese momento compartimos una risa burlona que fue interrumpida por un gemido gutural proveniente de mi garganta. Pipes había introducido ya dos dedos en mi, y mi orgasmo estaba a punto de ser evidenciado por ambas.

-Pipes, por favor!!... Ya... ustedes tienen que dejar de... No puedo soportarlo... Pipes!!.- con la última embestida de sus manos y aquella suave mordida en mi cuello, el orgasmo vino a mi. Mi cadera no dejaba de moverse bajo ellas dos, mientras solo podía escuchar sus suspiros de placer por el espectáculo que de seguro les estaba regalando.

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