Mi lengua sabía muy bien lo que hacía. Mis sentidos no me engañaban. Aquel dulce sabor en mis labios solo contrastaba con la humedad que recorría su cuerpo.
Escuchaba su risita ahogada debajo de mí y podía sentir el latir acelerado de su corazón. Su pecho subía y bajaba de manera errática y el aire tibio que expulsaba me prendía cada vez más.
Jamás me cansaría de tener a Piper en mi cama. Hacerle el amor era algo increíble en todos los aspectos. Es por eso que me atreví a confesarle una de mis fantasías al mismo instante de tenerla entre mis brazos en la cocina.
Habíamos empezado a preparar el desayuno y aquellos wafles con crema ¡me volvieron loca!! Era de las pocas cosas que mi mujer podía preparar de una manera extraordinaria.
-estos wafles están exquisitos amor! - solté sin reparo. Mirándola coqueta. Como sabía que le encantaba. Ella comenzó a reírse al voltear a verme.
-Al... tienes crema en la cara!! Jajajajaj. - me miraba divertida y yo solo me le acerqué para plantarle un beso intenso en sus labios.
-Ahora estamos iguales-
Al probar aquel sabor no pude evitar enloquecer. Algo en mi bajo vientre se encendió de inmediato y esa tarde me la pase dándole vueltas a la idea en mi mente. Compré lo que necesitaba y esperé paciente a que mi rubia volviera de ver a su amiga.
Cenamos con normalidad y a la hora del postre solo sostuve a Piper en mis brazos y la recosté en nuestra cama.
-Esta noche tú serás el postre. - solo eso le dije. Y luego volví a la cocina.
Ella se me quedo viendo divertida e intrigada hasta que volví a aparecer en la pieza con un tubo de crema chantilly en las manos y una mirada de lo más sugerente que pude lograr.
Me le acerqué despacio, intentando evaluar su reacción, pero sólo me miraba coqueta mientras sonreía de lado, mostrándome esos hoyuelos tan sexys que sabe que me enloquecen. Al llegar al borde de la cama, ella se incorporó.
- ¿Qué tienes pensado hacer con eso Al? - Su voz era más grave de lo normal y al terminar su pregunta pude ver como su piel se erizaba al esperar mi respuesta. Yo comencé con mi fantasía.
-ya te dije. Tú serás el postre esta noche. - no dije nada más. Deslice mis manos por sus piernas hasta llegar al cierre de su pantalón. Desabroché el botón, bajé el cierre y jalé sus pantalones fuera de su cuerpo. Volví a su lado poniéndome de rodillas frente a ella. Su respiración se agitó al instante evidenciando que a ella esto la excitaba tanto como a mí. Eso me dio la confianza para seguir con mi juego. Besé su entrepierna succionando la tela de su ropa interior, la cual ya comenzaba a estar mojada. Luego me aparte para aspirar su aroma, ese aroma que me vuelve loca, ese aroma que solo ella posee. Me dedique a besar sus piernas, desde la parte interna de sus muslos hasta la misma planta de sus pies.
-Alex!!... ¡Eso me hace cosquillas!! Jajajaja- se movía divertida sobre la cama con la respiración cada vez más agitada.
Abandoné los besos y solo le di un pequeño masaje en los pies. Al ver que comenzaba a respirar con más tranquilidad, me recosté sobre ella sin apoyar todo mi cuerpo sobre el suyo. Sólo para deshacerme de su blusa y su sostén.
Besar o saborear sus pechos era de mis actividades favoritas. Mis labios succionaban sus pezones con esmero, mientras mi mano izquierda recorría su cintura acariciando su piel y haciendo presión sobre su abdomen. Jamás me cansaría de tocarla, de sentirla estremecer bajo mi cuerpo, del latir desenfrenado de su corazón bajo mi pecho.
Los minutos pasaron y recordé mi objetivo. Me deslicé hacia abajo para tomar el tubo de crema y solo lo agité frente a su cintura. Piper empezó a moverse inquieta por la anticipación y yo le regale una de mis sonrisas de lado que sé que tanto le gustan. Coloqué crema alrededor de su ombligo y tracé una línea hasta subir a sus pechos. Allí me detuve para mirarla a los ojos mientras dejaba parte de la crema entre sus senos. Ya podía sentir aquel dulce sabor mezclado con su piel. La boca se me hizo agua de solo pensarlo y no lo resistí más.