Capítulo VI

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—Tome...

Dijo amablemente Tamara mientras le extendía una taza de té al hombre que una vez más se encontraba intentando bajar la fiebre incesante de la que había caído presa su esposo. El Santo de Acuario del siglo XVIII alzó sus ojos lavandas visiblemente borrosos y a pesar de llevar su Armadura puesta se colocó sus gafas al percatarse de que tenía severas dificultades para ver con claridad. Había estado intentando bajar la fiebre de Camus por más de tres horas y el cuerpo del menor estaba aún demasiado tibio. Por si fuera poco, tenía espasmos esporádicos y gemía en un gesto evidente de dolor. El peliverde tomó la taza en ambas manos y agradeció el favor a la mujer, preguntando por sus hijas. A lo que Tamara respondió que Milo acababa de llevarlas con él a Escorpio. Dégel asintió para luego ponerse de pie. Un ligero mareo lo invadió en ese instante, obligando a la mujer a sostener sus hombros para ayudarlo a estabilizarse. El hombre de mirada lavanda siseó, admitiendo que tenía un fuerte dolor de cabeza y que no estaba seguro de que lo que estaba afectando a Camus fuera lo mismo que atacara a su amigo y Santo de Escorpio en su era. Confundida, la mujer preguntó si podía explicar que lo hacía diferente exactamente, a lo que el acuariano respondió que, si bien cuando debía tratar la fiebre de Kardia acababa muy cansado producto de la cantidad de Cosmos que demandaba ayudarlo en ocasiones, no le provocaba ninguna clase de dolor o molestia posterior.

—Tome asiento por favor. Veré si puedo ayudarlo de alguna manera. Supongo que mis habilidades deben ser similares de algún modo a las del Santo de Virgo de su era...

—No en realidad. Aunque he de admitir que mi relación con Asmita era algo... distante...

Sonrió sin poder evitarlo mientras la mujer se acercaba nuevamente a él y apoyaba sus manos en las sienes del mayor, encendiendo gradualmente su Cosmos. Mientras lo hacía, le pidió que intentara mantenerse relajado y que respirara profundamente, admitiendo que había tenido que realizar ese proceso en varias ocasiones no solo con su esposo sino con su propio maestro cuando este se encontraba tenso. Lo cual, afortunadamente, sucede muy raras veces.

—No es normal en ningún Virgo, señora... Asmita era un hombre extremadamente calmo. Incluso más que yo mismo. ¿Alguna vez su maestro ha tenido que lidiar con el Santo de Pegaso?

— ¿El maestro Shaka? No, peor aún; con el Santo de Fénix. Un Leo...

—Tenma era Sagitario. Si mi memoria no falla y de acuerdo a lo que su esposo mencionó alguna vez, su sucesor también lo es...

—Así es. Seiya es efectivamente Sagitario. Disculpe la intromisión, ya que quizá no sea el momento para esta clase de preguntas pero... ¿Qué otros Santos, de Bronce o Plata había en su era?

Dégel sonrió sin poder evitarlo y asintió, señalando que en ese momento no había nada que los pudiera ocupar, por lo que podrían hablar tranquilos al menos por un instante. Suspiro y explicó que solo había otro Santo de Bronce, Yato de Unicornio, quien era escorpiano y dos Santos de Plata, ambos lemurianos. Yuzuriha de Grulla, compañera de entrenamiento de Shion en Jamir y del signo Aries igual que él y el maestro de ambos y hermano gemelo del Patriarca Sage, Hakurei de Altar. Ambos eran, obviamente, de Cáncer. Tamara asintió agradeciendo la información y le explicó que el Santo de Unicornio de esa era, Jabu, era también de Escorpio. Por otro lado su camarada de Aries, Mu, tenía un joven discípulo lemuriano llamado Kiki. Jabu era japonés como todos los Santos de Bronce a excepción del discípulo de Camus, quien era no solo siberiano sino hijo de una mujer siberiana. Comenzó a disminuir gradualmente su Cosmos al tiempo que retiraba sus manos del rostro del peliverde, preguntando si se sentía al menos un poco mejor. Dégel asintió, agradeciendo su ayuda aunque admitiendo que de todos modos necesitaría unas horas de reposo. Sin embargo, no quería alejarse de Camus hasta que la fiebre hubiera cedido.

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⏰ Última actualización: Dec 30, 2022 ⏰

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