Capítulo 30: Tal como eres.

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El ansiado día había llegado.
El día de mostrarse ante su madre como lo que realmente era.

Su graduación había sido simplemente preciosa. Y aunque se suponía que esa noche le revelaría a su madre su sexualidad decidió posponer aquella charla.
Necesitaba apoyo. Necesitaba a Ciel, necesitaba en quien apoyarse si algo salía mal.

Y ahí estaba. La conversación ya había tomado su rumbo y no había vuelta a atrás.
Sus ojos ardieron por las ansias del llanto, y bajo la comprensiva mirada azulina de su madre, lo dijo.

-Él es mi novio- la sala se sumió en silencio, un tenso silencio.

-Ma...Mamá... -Su voz sonó baja y quebrada mientras las lágrimas le corrían por las mejillas.

-M-Me gustan los chicos.

-Ya, ya. no llores- sus cálidos brazos y su increíble poder de madre fueron suficientes para calmar su llanto. Se dejó rodear por esos amorosos brazos antes de que ella se separara para mirarlo a los ojos.

-Lo sé desde... Que te gustaba Ciel- dijo ella elevando el rostro como intentando cesar el llanto que su hijo le había contagiado.
Ciel se vió sorprendido y ante su cara incrédula los otros tres presentes echaron a reír.

-Hijo, si tu eres feliz, yo también lo soy- le acunó el sonrojado rostro entre sus manos y con sus dedos pulgares limpió los rastros de lagrimas que le habían humedecido la cara a su hijo.
Se levantó del sofá en dirección a Claude y éste se puso inmediatamente de pie. Cabizbaja la mujer tomó sus grandes manos y levantó la mirada sólo para dedicarle su mas sincera sonrisa.

-Por favor. Se bueno con mi bebé- Ignoró la voz de Alois replicando por el apodo. Se alzó besando la mejilla del mayor y éste le sonrió de la misma forma sincera y transparente.

- Seré un buen yerno, no se preocupe. Éste bebé también es mi prioridad- dijo en tono divertido el mayor haciéndola reír.

Alois miró sonriente a su primo que parecía absorto en sus pensamientos, pero el de ojos azul mar levantó la vista y le sonrió.
   

  

-No vas a contarme cómo se conocieron!?- Chilló la mujer indignada.

-N-No voy a decirte eso...

-Por qué no!?- Volvió a saltar frunciendo el ceño.

Claude y Alois se habían marchado, pues era hora de que la conversación madre e hijo surgiera en privado.

-Es... vergonzoso...

-Ustedes... ya...- Su madre hizo un gesto claro y Alois se cubrió el rostro con ambas manos sumamente colorado.

-Por dios mamá!

-Eso quiere decir que si- afirmó ella echándose a reír.
Alois suspiró apenado y desvío la mirada.

-Lamento no haberlo dicho antes. Tenía miedo, papá me dijo que no era buen momento...

-Lo sabía tu padre y yo no?- La mujer arqueó las cejas sorprendida.

-Lo supo por casualidad- Murmuró Alois agachando la cabeza.

-Tenía tanto miedo de decepcionarte, mamá...- Se dejó caer contra el regazo de su madre apoyando la cabeza contra su vientre tibio. Las manos amorosas de la mujer que le había dado la vida le acariciaron suavemente las mejillas sonrosadas y luego con sus dedos le peinó las rubias hebras para apartarlas de su cara.

-Bebé. Eres la cosa mas importante en mi vida, la persona que más amo y la cual será mi prioridad siempre. Mi hijo siempre estará por sobre todas las cosas que vinieron y han de venir.
Yo... Lamento tanto haberme alejado así de ti luego de la muerte de Luka. Pensé en mi pequeño bebé como la salvación de esta familia, como la salvación de este matrimonio, pero lo de tu padre y yo ya no tiene marcha atrás ni mucho menos adelante.
Pensé que cuando Luka naciera todo sería como antes, que tu padre estaría mas tiempo en casa, que me amaría como antes. Pero, cuando Luka no sobrevivió me sentí tan... frustrada y derrumbada, inútil por no haber logrado salvar a mi bebé, a tu hermanito...
Quería desaparecer. Quería volver el tiempo, evitar mi embarazo, evitar todo. Y me preocupe tanto de ser una buena esposa para tu padre que descuide lo que realmente necesitaba amor y estaba tan frágil e infeliz. Te deje de lado por una estupidez mía. Tenía tanto miedo de hacerte daño y de equivocarme contigo que creí que no me necesitabas. Pero bebé. Yo te necesito más que tú a mi.
Jamás pienses que me has decepcionado. Jamás pienses que te odiare por equivocarte, soy una madre, las madres estamos para consolar a sus hijos en nuestros regazos cuando se equivocan y hacerles saber que tienen otra oportunidad y que de ese error puedes aprender.
Porque eres mi hijo. Te vas a equivocar, te vas a caer y quizá no sea siempre yo quien te ayude a levantarte. Pero estaré para consolar cada error, eres mi bebé, te amé, te amo y te amaré tal y como eres- Una solitaria lágrima cayó por la mejilla de la mujer humedeciendo la mejilla de Alois al caer de su barbilla.

Fuera De Cámaras-AloisClaude.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora