❝ Clumsy lion.🦁 ❞ -JohnMark. ⋆⑅˚₊

1🦁A little clumsy, just a little.

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A John no le gusta admitir que es torpe.

Por que, vamos, sólo lo es un poco, un poquito.

Eso le gustaba creer incluso cuando sus amigos le decía que lo era, las veces en las que tropezaba podían formar parte de un libro del tamaño de la biblia junto a las veces en las que su rostro se volvió stickers que sus cercanos usaban para cualquier situación graciosa o de las veces en las que podía causar desastres de pequeñas cosas, era todo un caso.

A veces le gustaba echarle la culpa a la manera en la fue criado, venía de una familia adinerada y era hijo único de una pareja de adultos un poco mayores, por lo que apenas movía un dedo para cualquier cosa que necesitara o quisiera por que sus padres ya se lo tendrían en cuestión de un parpadeó.

Por eso cuando fue momento de salir de casa y vivir su propia vida se volvió un manojo de tropiezos y sucesos desastrosos que causaban risas en los demás y después él terminaba llorando sólo un poquito en los brazos de su madre quien le acariciaba los cabellos con paciencia y le decía que era un chico apuesto e inteligente que llegaría muy alto y callaría a todos los que se burlaban de su torpeza.

En ese entonces el torpe John le había dicho que no podía llegar más alto porque mediría dos metros.

Más tarde comprendió las palabras de su madre y fueron su impulso para callar bocas.

Su torpeza no fue detenimiento para abrir su soñado restaurante, años de esfuerzo dieron frutos cuando ganó fama y se volvió un punto conocido en la ciudad, no necesitó el dinero de sus padres, ni su fama. Sólo su pasión y amor por la cocina fue lo que le llevó a ser dueño de una cadena de restaurantes al rededor de Chicago, de esos por los que debías hacer reservación o esperar horas en la fila.

Y John estaba orgulloso de lo que logró por si sólo y por cómo aquello no había cambiado su forma de ser, aún salía de paseo por el parque junto a sus amigos, aún bromeaban entre ellos inmaduramente, seguía siendo él al final del día.

Justo un día como este, regresaba de haber ido al cine con sus amigos, se les había ido la hora y ya era tarde para cuando regresaba a su hogar. Se arrepintió de no haber llevado el auto por que ahora se le estaban congelando hasta los huesos mientras caminaba entre las estrechas calles que le llevaban por detrás del complejo en el que vivía.

Sopló un poco entre sus manos entonces jadeo una maldición cuánto tropezó, cayendo al frío pavimento.

Sip, el torpe John seguía y seguiría siempre siendo el torpe John.

—Mierda.—Maldijo de nuevo levantándose con alivio de que no hubiera nadie cerca, tenía suerte de no haber caído encima de alguna de las cajas de basura, aunque en realidad había tropezado con una.—Jodida caja, ojalá le pase un auto encima.—Siguió, pateándola en su enojo.

Meow.

Aquel sonido salió de la caja, arrepentido se acercó de inmediato, encontrándose con un bonito gatito que mantenía sus garritas contra el cartón, erizado hasta la cola. Su corazón pesó al igual que su conciencia, con cuidado se acercó y lo levantó despacio para mirarlo mejor.

—Oh mira que lindo eres, pequeño.—Chilló con ternura llevándose al minino cerca del pecho acurrucándolo como si fuera un bebé.

Jamás había visto a un gatito tan lindo, tenía las patitas gorditas y su cabellera amarilla tenía manchitas negras alrededor de su cabeza que no pudo evitar acariciar, no era el más pequeño pero tenía la apariencia de que era un cachorro y se le encogió el corazón de sólo pensar dejarlo ahí, con el frío terrible que hacía esa noche.