Había una vez, en un reino, muy, muy, muy lejano, un rey que tenía un jardín y se dedicaba a cuidar flores. Su hijo el príncipe cuando era pequeño, le gustaba estar allí y ayudar a su padre. Pero pasaron los años, el rey se hizo muy mayor, y se puso enfermo. Un día, mandó llamar a su hijo, y le hizo prometer que cuando él faltara, se dedicara al jardín, y a terminar lo que no pudo acabar. Así el príncipe delante de su moribundo padre, lo juró y acto seguido el rey cerró los ojos y nunca más volvió a abrirlos. Desconsolado por la muerte de su padre, hizo cumplir su juramento, y se dedicó a plantar rosas. El príncipe no sólo lo hacía por su padre, ya que desde hacía muchísimo tiempo deseaba tener un jardín lleno de rosas, porque para él eran las criaturas más bonitas e increíbles de la tierra, así que inmediatamente se dedicó a ello. Primero compró semillas, luego las sembró y cultivó, todos los días se aseguraba que ninguna quedase sin agua. Pero los días pasaban...y nada, no daban su fruto. Quiso el destino que una princesa que pasaba por allí, viendo lo que hacía el príncipe, y también llevada por la curiosidad, le preguntó a qué se debía tanto regar el jardín, que lo iba a poner todo empapado de agua, y que para eso estaba la lluvia que se encargaba de ello. Entonces le contó todo y lo de su padre también. Al terminar este último su relato, la princesa le dijo que así no se hacía, que si quería tener un jardín en condiciones, primero tenía que dar los pasos siguientes, y que ella experta en el tema le ayudaría, y se ofrecería si a el no le importaba. También le dijo la princesa que las flores y las plantas, son como las mujeres, que por supuesto siempre hay que cuidarlas y mimarlas, pero también se las debe dejar crecer. Al príncipe le pareció bien, y desde ese mismo día todas las veces va la princesa, y le ayuda con su jardín. Pasan días, meses, años... y el jardín tal como dijo la princesa ha florecido, como también su amor. Y es que, como dijo la princesa, las flores son como las mujeres, hay que cuidarlas y mimarlas, pero también hay que dejarlas crecer, y desarrollarse como lo que son, rosas. FIN.
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EL CISNE ROJO.
RandomEs un libro de poesías, teatro y relatos romántico. De temario: religioso, navideño, de terror, de cuento de hadas, de leyendas, paranormal, y ante todo romántico.