Capitulo 3: Correr

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Capítulo 3

Correr

Golpes contra la puerta principal se escuchaban en todo el 2do piso, los perros ladraban y constantes ruidos de fuentes diversas a su vez. Un cuerpo yacía en el piso con los perros aun mordiendo y agitando al mismo por momentos. El constante forcejeo de antes hizo que los perros perdieran buen parte de su fuerza, por lo que ahora solo estaban apretando el mismo lugar en que incrustaron sus caninos de ultimo.

Aldaír en su momento fue despertado por los ladridos de los perros a solo momentos antes de que llegará Isis a tocar la puerta y le jalase en dirección a la entrada de la casa. Pensando lo peor, que ella hubiese salido por la puerta principal y los perros le hubiesen saltado hacia su cuello –eso hubiese sido más indoloro, en comparación claro-.

Sudó frio al ver el cuerpo de C.J. siendo agitado de lado a lado por ambos perros. La sangre empezaba a meterse por la cocina y alejarse del cuerpo de la chica. Aldaír ordenó a los perros que se volvieran hacia él y dejasen a la chica, Örn no la soltó así que le gritó la orden aún más fuerte. Durante este tiempo luces que provenían de fuera de la casa estaban iluminando la entrada.

Sin respuesta, decide tomar el collar del cuello del perro e intentar asfixiarlo para que abriera las mandíbulas. Para cuando por fin abrió la mandíbula alguien estaba abriendo la puerta frente a él tras un sonido mecánico resonase tras la misma. Ambos perros de pusieron frente a su amo al escuchar el girar de la perilla, una mujer de vestido negro y ligeros a juego se mostró ante la escena.

.- ¿Aldaír?, que haces desp-... -fue lo primero que pronunció, aunque viéndose interrumpida por el espasmo al ver lo que pasaba-

.- No hay tiempo para hablar, necesito que me ayudes en esto. No has apagado el motor del auto, ¿verdad?...

.- Emm...no?.

.- Bien, necesito que me lleves al hospital de la ciudad, rápido.

Empezó a caminar mientras cargaba en brazos a la joven chica, seguía brotando sangre de las heridas por momentos en que se le aplicaban presión por el agarre. Ambos perros no se movieron de su lugar.

En lo que Aldaír dejó a la herida chica en el automóvil este ordenó a Isis que también subiese al auto. Quedando así de copiloto junto a la mujer, mientras que Aldaír con C.J. en los asientos traseros, para atender sus heridas.

El vestido de una pieza, antes blanco, ahora se encontraba empapado en sangre cuyas manchas de formas irregulares perdían la vista de la textura que antes percibían la tela, unos lugares eran más obscuros que otros. El cuerpo reposaba con espalda en los asientos del Bentley. Aldaír cortó tiras de una camisa suya para hacer un torniquete en una de las piernas de C.J. intentando cortar el flujo de sangre que brotaba de ella.

Aplicaba presión en el pecho de la chica, cada bache e inconsistencias del terreno escarpado hacia que ambos cuerpos saltarán, entre salto y salto Aldaír perdía la zona en que estaba aplicando presión. En algún momento pudo apreciar la gravedad de la herida, gracias que en un salto este resbaló por la cantidad de sangre sobre su cuerpo, introduciendo un dedo en la misma.

Poco a poco el alba se sobreponía en el horizonte, cortando con un ligero brillo el cielo estrellado. La conductora pisaba fonda el acelerador en cuanto terminó el camino escarpado y llegaba el granito de la carretera.

.- Como vamos allá atrás...?. - Preguntaba al tiempo en que miraba por el retrovisor -

.- Mal, no para de sangrar

El resto del camino pasados los 30km después de la casa, no fue más que esperar a llegar al hospital mientras Aldaír mantenía presión en una de las heridas de C.J. que aún permanecía inconsciente. Llegados al hospital, dos enfermeras se lanzaron cual buitres a la carne en el momento en que vieron llegar a un hombre alto y fornido que sostenía a una joven y delgada chica, casi bañada en sangre.

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