Capitulo 5: Dolor es bueno...

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Capítulo 5

Dolor es bueno....

La niebla va disipándose en la zona y conforme se aclara el panorama una figura en la grava se aprecia con mejor nitidez, moviéndose lentamente en dirección a la casa de madera. No hay ruido alguno que no sea más que el de las hojas de los arbustos y un par de árboles dispersos en la lejanía. Al menos eso fue hasta que una pequeña niña salió de la casa y con buen paso toma a An' de los brazos para ayudarla a entrar.

La joven no dijo nada, tan solo le ayudaba, ¿cómo era que estas personas fuesen tan gentiles y consideradas?. Realmente no importaba y a ella no le movía interés por preguntar a final de cuentas, así que se dejó querer en ese trato especial, ya que a su parecer esto solo sería momentáneos momentos que se perderían una vez su ama les haga regresar al hogar. Esta joven apenas puede levantar le así que ella misma tiene que seguir esforzándose para avanzar, arrastrando una pierna, pero aligerando la carga.

En el resto de la mañana y media tarde, lo único a lo que dispone su tiempo es sentarse en una esquina para mirar las salas que puede ver desde su pequeño lugar. Hay miradas cada tanto tiempo, las chicas bajan o suben, moviéndose entre la casa haciendo sabe que tareas, pero en ello nunca se les olvidaba mirarle con cierta desaprobación.

Claro está que ella es incapaz de entender la intención de estas miradas, menso aun siendo que se pierde en disfrutar de su vista descubierta, el lugar era totalmente distinto a su hogar – o al menos hasta donde recuerda porque sus momentos de luz han sido poco como para comparar en demasía – y eso le atraía. Hay dos niñas en la casa, pero solo ella se comporta como tal, a pesar de su edad, que ya sobrepasaba la mayoría de edad.

Conforme el tiempo va pasando nota que su "hermana" por fin se ha levantado y ambas se miran mutuamente sin decir nada, los ojos hablan... y estos ojos se han entrenado toda una vida diciendo tanto con nada. Esta otra mujer se ha mantenido suspendida con los brazos atados a sus espaldas, dando una pose extraña como si de una grapa medio abierta se tratara.

La vida no ha sido fácil para ambas y a pesar que apenas se han dirigido la palabra, las dos saben que depende una de otra para mantener los malos tratos al límite de lo posible. An' aparta la mirada y al bajarla ve el vendaje de uno de sus pies, pasa la mano sobre el recordando lo bien que se sentía de haber pasado dos momentos tan gratos. Deseando volver algún día comer una vez más aquel platillo.

Entre la textura y el sabor lo que más lucidamente es capaz de rememorar son aquellas manos que le daban de comer tranquilamente. El esperaba a que ella terminará de masticar para volver a dar otra cucharada, en ningún momento le apresuró a comer más allá de lo que le permite esa boca adolorida y tensa. El vendaje está perfectamente puesto, no se salía ni se ajustaba demasiado alrededor del pie.

Rascando un poco por debajo de las vendas se descubre una llave plateada, la misma que había tomado debajo de la grava en la mañana. Se siente un aire frio en el aire, al levantar la mirada en un giro su visión se topa con los ojos de su hermana, quien los tiene abiertos como platos. Por un segundo no entiende esto, pero en cuanto lo capta ignora totalmente esa expresión y devuelve la llave al escondite de las vendas como si no pasará nada.

El corazón palpita con mayor rapidez y al tragar saliva siente un mal presentimiento sobre esto. No dura mucho en ese estado pues el grito de un motor fuera de la casa retumba en el silencio pétreo del primero piso. Ambos amos han vuelto de su salida, cargados de provisiones en la cajuela y con su llegada la bienvenida no espera órdenes. El resto de las 3 chicas salen en ayuda para ordenar las compras en la cocina.

De un último momento las miradas chocan entre si y la presión de su hermana se siente aún más que antes, esto termina tras pasar Aldaír con bolsas en mano frente a ella. Continuando con las actividades del día Isis fue llamada por Madame y tras unas palabras fueron arriba, cosa que a An' le pareció un tanto raro pues su ama no acostumbra tratar con las propiedades de los demás. Una serie de pasos se le acercan desde la cocina, es su señor quien se inclina un poco para poder hablar con ella.

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