CAPÍTULO 7

20 5 2
                                    

El beso me estaba consumiendo, era experto en besar, pero ya era hora de alejarlo.
Aproveché que tenía las piernas separadas y lo golpeé. Un rodillazo, en su entrepierna.
Mark chilló del dolor y se separó tan rápido que calló de culo contra el mundo.
-¡¿Qué mierda te pasa?! ¡Casi me dejas sin hijos!
Solté una risita y lo miré divertida mientras sacaba lo necesario para hacer el trabajo.
-Te dije que si me besabas acabarías con mi rodilla en tu amiguito, nunca te dije que no te respondería el beso, por cierto, besas bien para ser tan feo.
-Estás loca.
-Orgullosamente, ¿Lo hacemos ya?
-Wow, tranquila fiera, apenas nos estamos conociendo, dame tiempo e invítame a una cerveza al menos.
Rodé los ojos y lo miré con cara de asco.
-No tarado, que si empezamos ya el trabajo, no tengo todo el día y siendo sincera de tan solo pensarte desnudo siento que me da sida.
-No eres sincera, mueres por verme.
-Es cierto, casi nunca soy sincera, pero hay excepciones.
-¿Qué piensas?
-Que se me está haciendo tarde.
-No fenómeno, ¿Qué piensas acerca de Grenouille? 
-Que es mi jodido héroe.
-Acabo de confirmar mi teoría de que estás chueca. ¿Por qué admirarías a alguien como él?             
-Pareces ser superficial, ¿Cómo es que no amas su forma de ser? Es digno de admirar, es increíble que alguien que nace en medio de ruinas, metafóricamente, sea capaz de alcanzar su sueño, por muy macabro que sea, y sentirse un Dios hasta el último segundo de su muerte. Es admirable que alguien tan vacío como Grenouille sea capaz de enseñarnos qué es actuar por amor, qué es amar. Porque amar es destruir y actuar por amor es ser destruido, y eso es algo que nos cuesta aceptar.
-Yo…Yo, es..., me gusta lo que acabas de decir. Siempre lo vi cómo un ser grotesco e inhumano que no buscó otra forma de sentirse pleno que no fuera matar, y extraer aromas.
-No sabes leer entonces, lo tomas todo muy literal.
-Genial… ¿Entonces tú eres una experta leyendo?
Me encogí de hombros y mostré mi sonrisa inocente.
-Yo sólo sé que nada sé.
-Perfecto, ahora citas a Sócrates.
-Seee, bueno, ¿Quién tiene hambre?
Antes de que Mark pudiera decir algo fui a buscar la cocina, la verdad su hogar era grande, pero no tardé en dar con ella, era la primera puerta a las izquierda, fui a la nevera y vi cervezas, perfecto, saqué dos y volví a la sala dónde estaba M sentado husmeando mi bolso.
-Si lo que buscas son condones están en el bolsillo del fondo y si quieres droga tendrás que pedírmela personalmente porque la tengo que encargar.
-Yo… me confun… Espera, ¿llevas condones?
-Siempre prevenida, nunca inprevenida.
-Y yo que pensaba que eras virgen y pura.
Solté una carcajada exagerada y me senté al frente.
-¿Y acaso creíste que serías el afortunado de quitármela y ser felices para siempre? Cada vez más pendejo.
Ignoró mi comentario y fijó la vista en las dos cervezas.
-Yo no quiero tomar.
-No eran para ti.
-¿Te tomarás las dos para luego conducir?
Asentí y me tomé la primera de unos pocos tragos.
-Haremos en trabajo por separado, me enviarás el tuyo y luego yo me encargaré de unirlos. Llegas a copiar mi idea del libro y te dejo sin dedos y sin lengua, lo digo enserio.-Le informé seria, no quería pasar más tiempo a su lado.
Me tomé la segunda lo más rápido que pude, tomé mi bolso y me dispuse a salir, pero Mark habló.
-Por favor Alicia, mantente alejada de mí, hagamos este trabajo y no me vuelvas a hablar.
-No Mark, aléjate tú de mí, a veces el peligro no toca la puerta y sólo entra arrasando con todo, y quizá yo sea el mismo peligro.
No vi su reacción al decir eso, pero me fui como alma que lleva al diablo, necesitaba un poco de tranquilidad.

  
  

  


ALICIA EN EL LUGAR DE LAS PESADILLAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora