CAPÍTULO 6

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En el tiempo libre que nos dan me quedé con Jess en las gradas hablando de cualquier trivialidad, estábamos tan a gusto que ni nos dimos cuenta cuanto Mark llegó.
-Fenómeno, ya que tu casa es una pocilga si nos reuniremos en la mía, no quiero que algo extraño me pique, a la salida me vas a seguir, intentaré ir lento para que no te pierdas, por cierto, tus piercings son horribles, debería considerar quitártelos.
-Niño malo, tu cara es un asco, deberías considerar operarte.
Jessi soltó una carcajada y me dio la razón mientras que Mark apretaba los puños y se iba. Era un jodido sensible.
-Alicia, ¿Cómo que se van a reunir?, ¿Para qué o qué?
-Jess, ¿Qué te he dicho sobre mi nombre?, sólo vamos a hacer un trabajo, así que estaremos en su casa, ¿Puedes quedarte dónde una amiga o algo?
-Es el segundo día, no tengo amigas, ni siquiera sé cómo te pusieron un trabajo el segundo día con alguien que ni conoces.
-¿Te dejo en la casa?
-No, llévame al GYM, tenemos que empezar cuanto antes.
-Bien, hay que entrenar…Para eso.
(…)
A la salida Mark me estaba esperando apoyado en su moto, una Honda CBR1000RR, lo más seguro es que compita en carreras ilegales.
-Moscorrofio, tengo que llevar a Jess a una parte, después iremos a tu casa.
Asintió con mala cara y se subió a su Honda. Jess corrió al puesto de copiloto, mientras que yo caminaba tranquilamente al de piloto.
Nos tomó unos 15 minutos llegar al centro del pueblo, dónde se encontraba el gimnasio.
Jess se bajó y me dijo que se iría caminando, no puse resistencia, ella era capaz sola.
-¿No crees que es demasiado joven para irse sola caminando a no sé dónde?
-Exacto, no sabes.-Respondí cortante, Mark no sabía nada de Jessi, ni de mí, ni de lo que ella podía o no hacer.
Era cierto que él iba a una gran velocidad, pero yo le mantenía el ritmo. Estuvimos manejando durante una media hora hasta llegar a unos edificios ostentosos, en definitiva M tenía mucha plata.
Subimos en completo silencio hasta el último piso, pero justo cuanto entramos a su apartamento me empujó contra la pared y puso sus manos a cada lado de mi cara, pegando ligeramente nuestras narices y esbozando una sonrisa pícara.
-Tengo que admitir que eres jodidamente provocadora, y mis ganas de besarte son increíblemente altas.
Baje instantáneamente mi mirada a sus labios, ya había dicho que son llamativos y siendo sincera yo también tenía unas altas ganas de besarlo, pero no podía, no ahora y no a él.
-No
-¿Qué?
-Que no vas a besarme, no lo harás si no quieres acabar con mi rodilla en tu entrepierna, vine a hacer un trabajo y eso es lo que haré, nada más.
Se separó rápidamente de mí y frunció sus labios, sus hermosos y brillantes labios.
-Bien.
Me miró una última vez con una mirada gélida para luego desaparecer por una puerta.
Me senté en un sofá negro y me perdí en mis pensamientos. Mark era hermoso, su personalidad misteriosa y bipolar, era llamativo, admito que me atrae, pero no lo suficiente como para ignorar muchas cosas del pasado, él no tiene la culpa, pero aún no estoy lista para muchas cosas, y una de ella es besar, besar es crear una conexión, es abrir paso a muchas emociones y daños irremediables, besar es un problema cuando no estás listo para enfrentar las consecuencias que eso conlleva, y aunque por un segundo pensé en dejar atrás toda esa mierda y besarlo, sabía perfectamente que eso para Mark sería agregar un nombre más a una interminable lista de ligues, y yo no estaba para eso.
Justo cuando iba a levantar la cabeza, ya que la tenía gacha, para buscar a Mark, siento que me cogen por el pelo y tiran suavemente mi cabeza hacia atrás. Abro los ojos como platos al ver a M hincado sobre mí con la sonrisa más tierna que le he podido ver.
-Lo lamento Alicia, pero eres el fenómeno más hermoso que he visto, y te conozco desde ayer, pero sonrisas como la tuya no se ven todos los días, siento decirte que hasta ahora eres la mujer que más me ha intrigado, y gracias a ello probaré tus labios con o sin tu consentimiento, tal vez así pueda descubrirte, tal vez así sepa por qué no eres común, tal vez así logre saber cuál es tu secreto para ser la personas más contradictoria de este mundo, y quizá así yo logre gustarte un poco.
Y me besó, me besó como si así consiguiera la paz mundial, como si así lograra curarse de todos los males, como si esa fuera su única salvación. Pero es que yo me estaba perdiendo.
Si el supiera que ya me gustaba, así fuera poco, habría entendido que sus besos lo único que causaban era un enorme huracán, y yo estaba en el ojo.
Y yo sabía que eso a él no le importaba, que sólo era otra. Pero él no sabía que yo era una maestra en el arte de la mentira, y podría hacerle creer que este paraíso sólo era para un rato.

ALICIA EN EL LUGAR DE LAS PESADILLAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora