Capítulo 1 - Eternidad

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Notas: actualización, sí. ¿Tengo remedio? No. ¿Esto será XiYao y tendrá final feliz?, pero por supuesto.

¿Valgo verga con todas las actualizaciones sabiendo que tengo el Fictober XiYao encima?, evidentemente.

Más allá de las palabras

Eternidad


El Templo Guanyin, y todo a su alrededor, ha cambiado con el pasar de los años. Luego de aquel fatídico evento que selló su destino para siempre, conllevándolo a su inevitable reclusión, Wei WuXian y Lan WangJi intentaron sacarlo de este, ofreciéndole compañía y recuerdos nuevos. Pero fue en vano. Nada parecía mermar la desdicha presente en Lan Xichen. El tiempo transcurría con lentitud, la vida del líder de la secta Gusu Lan comienza a perecer.

Un día, Wei WuXian tuvo una idea. Puede que Lan Xichen no sintiera deseos de salir, al menos no de momento, de aquella reclusión autoimpuesta; entonces Wei WuXian intentaría darle algo por lo que valga la pena vivir. Junto a Lan WangJi comenzó a hacerse cargo de las reparaciones al Templo Guanyin, incluso de terminar la creación de la efigie de Meng Shi. Wei WuXian esperaba que, si Jin Guangyao lo observaba de algún lado, sintiera felicidad por la culminación de su obra.

Aquel proyecto se hizo bajo la reclusión de Lan Xichen. Wei WuXian ejercía la labor aún con el peso de las murmuraciones cavando cruentamente en sus hombros. Las personas, aquellas que de alguna forma fueron afectadas por Jin Guangyao y otros que no temían soltar su lengua para crear comentarios indecentes, criticaron la bondad de Wei WuXian, aludiendo que con ello traería la ira de los Dioses.

Pese a todo eso, continuó su labor.

Incluso, llegó a considerar la idea de aislar las almas enclaustradas en la tumba. Así, cuando la centuria se cerniera, Wei WuXian pudiera ser capaz de separarlas, quizás darle un sosiego sin fragmentarlas en el proceso.

Sin embargo, todo esfuerzo realizado por Wei WuXian ha caído en saco roto.

Veinte años han transcurrido a eso, veinte años donde la reclusión hiede a tormento; y la muerte en su corazón apesta a tristeza.

La reclusión le ha servido para cultivarse, para cavilar; y, a pensar en más de lo debido: se ha enamorado perdidamente de un recuerdo. ¿Cómo ha pasado que, de verlo como su pequeño hermano jurado, ahora las noches en vela estén invadidas por el lamentable recuerdo de un anhelo ilusorio? Lan Xichen ha considerado auto flagelarse, pero, si es sincero consigo mismo, los únicos momentos de placidez obtenidos, han sido producto de los pensamientos deleznables que surgen en la intimidad de su mente.

Pensamientos donde compartía el té de la tarde con Jin Guangyao, conversando temas intranscendentes: la brisa, las estaciones, su padre, su madre. "Er-Ge, ¿te gustan los cerezos?; Er-Ge, las peonías esta temporada han crecido hermosas, ¿no te parece, Er-Ge? Er-Ge. Er-Ge".

Lan Xichen se rompe lentamente.

Hubo un día donde Lan Xichen podía deleitarse de su perfil. Solían tomar el té en la Torre Koi, en el balcón privado de su estudio con el sol de la tarde pereciendo en la distancia, siempre otorgándoles sus últimos fulgores. En ese momento, Jin Guangyao cerraba los ojos, inspiraba la suave brisa que siempre traía consigo el aroma de las peonías, y los últimos rayos de aquel moribundo astro, se posaban sobre sus suaves mejillas, calentándolas... así como la efigie enardecía el corazón de Lan Xichen.

Justo en ese instante, en él nacía la inspiración de pintar su retrato, inmortalizar esa suave sonrisa y esos ámbares brillantes. El problema de Lan Xichen comenzó cuando aquellos fragmentos de memoria, inevitablemente, comenzaron a transformarse en escenas más candentes que le hacían flaquear, endureciendo una zona jamás tocada. Ahí, la amargura mellaba con crueldad. No podía evitar desahogarse en susurros rotos y lágrimas amargas, pensando en la hermosa sonrisa de Jin Guangyao, en cómo pudo haberse sentido sus labios; en aquel quizás, quizás de qué forma hubiera susurrado su nombre en gemidos ahogados.

Más allá de las palabrasWhere stories live. Discover now