impulse control disorder ☹ a.i. (Español)

ocho; atmósfera

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Ashton no tenía ningún turno hoy por lo que decidió tomar un paseo por la ciudad. La ciudad en la cual vivía era posiblemente la más sucia y repugnante.

Ashton odiaba su ciudad, pero no tenía dinero para irse. Deseaba dejar esa ciudad algún día y nunca volver.

Después de unos cuantos viajes a muchos lugares de toda el área urbana, pasó por delante de la librería para niños. Había una ventana demasiado grande que mostró toda la vista de la tienda. Miró a la tienda y lo que hizo que sus ojos se abrieran fue la visión de Robyn de forma inesperada.

No esperaba que ella estuviera en la librería, sola, un sábado.

Ashton, entrando en la tienda, escuchó el familiar sonido de la campana. Calvin, su compañero de trabajo, estaba trabajando el turno de noche de hoy y se veía extremadamente cansado, como siempre.

―Hey, Calvin ― dijo Ashton, pero Calvin lo ignoró. Típico. Nunca fue fan de hablar con la gente o de hablar en general.

Ashton vio a Robyn pasando por los libros de colores, buscando soñolienta, aunque calmada.

Caminó hacia ella y tocó su hombro izquierdo por lo que ella se dio la vuelta. Ashton dio unos pasos hacia atrás, ampliando la cantidad de espacio entre ellos.

―Hola ―comenzó torpemente, poniendo las manos en sus bolsillos.

Robyn le dio una pequeña sonrisa

―Hola.

La forma en que se veía tan tranquila hizo a Ashton sentirse cálido en su interior. Esta ciudad nunca mostró ninguna quietud o tranquilidad y eso siempre hacía que Ashton se quejara pero viendo a Robyn tan viva y tranquila era suficiente para iluminar toda esta ciudad.

Ashton y Robyn charlaron durante un rato y parecía un poco raro, pero Ashton se alegró de que estaban hablando. Le gustaba hablar con ella y solo le gusta escuchar su voz.

Se dio cuenta de su lucha por usar gestos con las manos a causa de las esposas y la curiosidad de Ashton creció y no podía manejar la forma en cómo sentía curiosidad acerca de ellas.

―Sé que se está haciendo un poco tarde, pero ¿quieres caminar por la ciudad?―pidió Ashton, y ella asintió con una sonrisa.

―Me gustaría.

Los dos caminaron fuera de la librería, el aire frío al instante los hizo temblar. Cuando empezaron a caminar se acostumbraron al clima ártico.

―Robyn, ¿puedo preguntarte algo? ―preguntó Ashton, después de que dejaron de hablar acerca de sus bandas favoritas y qué comieron para el desayuno en la mañana.

―Sí, por supuesto que puedes ―respondió, a la espera de la pregunta que debía hacerse.

Ashton sonrió mientras los dos continuaron paseando por las calles. No había un montón de gente y estaba extrañamente tranquilo y parecía que Ashton y Robyn eran las únicas personas en esta área.

―¿Por qué estás siempre esposada? ―preguntó y Ashton notó cómo caía la sonrisa de Robyn. Ella tragó saliva mientras jugaba con el dobladillo de su camisa.

La atmósfera que alguna vez estuvo viva y llena de alegría no era así más y parecía como si el ambiente se hubiera puesto aburrido.

Robyn se quedó tranquila y Ashton lamentó preguntarle.

―A veces no puedo resistir la tentación de hacerle daño a la gente ―respondió Robyn tranquilamente, temiendo el hecho de lo que le dijo Ashton. Apenas conocía al chico y le estaba diciendo eso.

―¿Qué quieres decir? ―preguntó, los dos estaban parados rectos. Dejaron de caminar después de que ella contestó.

Ashton no comprendía su respuesta y sentía que quería saber más. Pero Robyn no se sentía tan cómoda con para hablar de eso.

―Solo olvídalo, Ashton. Por favor ―dijo, y de repente siguió caminando, pero poco a poco. Ashton también lo hizo.

Por la forma en que habló hizo a Ashton fruncir el ceño. Poniéndolo más simple: ella se veía triste. La tristeza se esparcía por toda su cara.

No hablaron durante un rato y solo continuaron caminando. Ni siquiera sabían a dónde iban, pero no parecía importarles.

Robyn miró a Ashton y él se dio cuenta que lo estaba mirando fijamente. Miró hacía ella y le sonrió.

―Eres muy hermosa, Robyn.

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