nueve; nudillos sangrientos

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Habían pasado tres semanas desde que Ashton y Robyn caminaron por la ciudad y desde entonces no habían estado en nada más que en la mente del otro.

Últimamente los dos estaban muy contentos. Los problemas que una vez los hicieron derramar lágrimas y golpear las paredes con los nudillos ensangrentados no les importaban nunca más.

Ayer Robyn le pidió a Ashton que si le gustaría ir a su casa. Él dijo que sí.

Estaba bastante emocionado por ir a la casa de Robyn. Solo quería ver su rostro.

Salió de su apartamento y cogió el papel que le dio Robyn, en el cual garabateó mal su dirección. Se lo puso en su bolsillo y comenzó a caminar a su destino.

Cuando se encontró con su casa la miró por unos buenos dos minutos. Era una casa de apariencia normal; una que verías en cualquier lugar. Aunque era un poco pequeña.

Dio un paso más cerca de la casa y se dio cuenta de que no había timbre. Después llamó a la puerta dos veces.

Entonces Robyn abrió la puerta y la primera cosa que Ashton notó eran sus manos. No estaban esposadas.

―Entra, por favor ―dijo Robyn, quien se veía y sonaba encantada.

Ashton asintió antes de entrar en la casa. La casa le dio malas vibras, pero no estaba seguro de porqué. Sin embargo, no pensó en ello.

Miró a su alrededor y el lugar era puramente simple.

―Podemos quedarnos abajo si quisieres. No sugiero ir a mi habitación ―dijo, jugueteando con sus dedos.

―Sí, eso está bien.

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―No sé mucho acerca de ti, Ashton ―dijo Robyn. Los dos no se conocían realmente bien, aunque hablaban mucho entre ellos.

―No sé mucho acerca de ti tampoco ―Ashton se rió entre dientes―. Ya sabes, ha habido algo en mi cabeza por un tiempo. Ese tiempo en el que me dijiste acerca de tus esposas. No entiendo realmente tu respuesta ―dijo Ashton con su voz más tranquila que antes.

Se dio cuenta de cómo la luz de Robyn desaparecía y cómo de repente se veía sombría. Lamentó mencionarlo.

―Mi mamá me dice que las use. Simplemente no lo entenderías ―admitió. El peso que estaba sobre sus hombros de repente desapareció.

Eso molestaba a Robyn, cómo mantenía todo eso enfrascado adentro. Cómo nunca habló acerca de eso solo porque no se le permitía. No era bueno. Eso hizo a Robyn pensar negativamente.

―Bueno, entonces, hazme entenderlo ―dijo Ashton agarrando la mano de Robyn. Entrelazó juntos sus dedos esperando calmar un poco a Robyn. Lo hizo.

―Es solo que... Quiero decir, no estoy autorizada a incluso mencionar esto, pero mi mamá piensa que estoy loca, incluso piensa que todo esto, las esposas y la forma en que me trata mal, me van a cambiar. Sin embargo, no puedo cambiar, simplemente no acepta eso. Está en mí. No puedo controlarlo, no puedo controlarme.

Más peso dejó sus hombros y Robyn sintió como si pudiera respirar libremente. Durante todo ese tiempo se había sentido como si no pudiera respirar... como si estuviera bajo agua. O debajo de una manta. Se sentía como si estuviera en cualquier situación en la que se le hiciera difícil respirar.

La pulsación del corazón de Robyn se aceleró al mismo tiempo que sostuvo su mano con fuerza.

Trastorno de control de impulsos, eso es lo que está por encima de mi vida. No tengo ninguna resistencia, no puedo evitarlo. Quiero parar. Simplemente no puedo ―fue difícil para Robyn decir estas palabras, pero se las arregló para decirlas. No podía mantener las palabras en su cabeza por más tiempo.

―Yo te ayudaré, Robyn. Voy a ayudarte a parar.

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impulse control disorder ☹ a.i. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora