Capítulo 4: Duck Avenger

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Cuando Duck Avenger vio a Green Bat y a El Gallo Loco vigilando su casa, supo que debía ser más cuidadoso. La presencia de ambos héroes le preocupaba. Sabía que ambos tenían la misión de atraparlo y consideraba alarmante el que lo hubieran encontrado dos veces en una misma noche, aunque lo que más le preocupaba era la posibilidad de que hubieran descubierto su identidad.

Mentalmente se felicitó por haber repartido el dinero que robó de Scrooge McDuck entre todas las personas a las que este había decido cobrar por lo que, él decía, eran faltas al contrato y desperdicio de tiempo que provocaba pérdidas a la empresa. Era un argumento que podría usar de excusa en caso de que intentaran relacionar ambos hechos. También pensó en decir que eran amigos. Como Donald Duck no había hablado mal de Duck Avenger por lo que consideraba razonable que pudiera sentir estima por el vengador enmascarado.

Utilizó una de las armas que Gyro había creado para él para levantar un basurero a una distancia considerablemente larga de la entrada a su guarida. Una sonrisa se dibujó en su rostro al ver que ambos héroes habían caído en la trampa. Admitía que ambos eran buenos, pero estaban en su territorio y él conocía más de un secreto que le permitían pasar desapercibido.

Después de salir usando el pasadizo de su armario y de cambiar su uniforme de Duck Avenger por un pijama, se encargó de cambiar al muñeco de su cama y se dedicó a dormir. Sus responsabilidades como pato enmascarado habían terminado, pero las de Donald estaban por comenzar.

El sonido del despertador lo acabó con su sueño, recordándole que le esperaba un largo día de trabajo. Se apresuró en ir a la cocina y preparar el desayuno. Ver una expresión preocupada en los rostros de sus sobrinos le hicieron saber que tendría que correr pronto y es que ellos siempre ponían esa misma cara cuando olvidaban algo para la escuela.

—Huey, Dewey y Louie, hay algo que quieran decirme.

—Queremos miel de maple con los panqueques —Louie fue el primero en hablar.

—¿Algo más?

Los trillizos intercambiaron miradas antes de confirmar lo que Donald ya sospechaba.

—Necesitamos una cartulina para nuestra próxima clase.

—Y eso es hoy. Si nos damos prisa podemos pasar a la librería antes de ir a la escuela —escuchar que solo era una cartulina había hecho que Donald se sintiera más tranquilo. La última vez tuvo que terminar un experimento para los niños, los muebles todavía estaban pegajosos y Donald estaba seguro de que permanecería de ese modo por un largo tiempo.

Huey, Dewey y Louie se apresuraron en desayunar y aún más en la limpieza de la cocina. Los trillizos se encargaron de lavar los platos que habían usado para desayunar y los que su tío Donald había usado para la preparación del desayuno. En cuanto terminaron se apresuraron en correr hasta el 313, lugar en donde los esperaba su tío.

Lo primero que hizo Donald al regresar a su casa fue colocar el despertador y acostarse sobre su hamaca. Sabía que debía ir a trabajar ese día al Duckmall, pero su turno era hasta la tarde y estaba más que seguro de contar con el tiempo suficiente para descansar. Lo único que le preocupaba era que su tío Scrooge pasara por él y lo arrastrara en una de sus aventuras o lo hiciera pulir sus monedas, cosas que no llegaron a suceder.

Esa noche cuando estaba patrullando se encontró con Red Bat. Para Duck Avenger no era nada extraño encontrarse con el héroe, al contrario, solían verse con tanta frecuencia que en varias ocasiones llegaron a trabajar juntos.

—Vi las noticias —fue lo primero que le dijo Red Bat en cuanto lo vio, no se veía nada feliz.

—Eso es bueno, como héroe debes estar enterado de los problemas en Duckburg.

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⏰ Last updated: Sep 30, 2019 ⏰

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