El camino del Héroe

Capítulo 2: Amigos

Donald los llamó al día siguiente. Se notaba feliz por tener noticias de ellos y apenado por haberse demorado tanto en devolverles la llamada. Cuando había llegado los trillizos se encontraban dormidos y él no hizo ningún intento por despertarlos por lo que no recibió el mensaje. Acordaron verse en el Duckmall a las cinco de la tarde, hora en que Donald terminaba su jornada laboral.

—¿Qué los trae por Duckburg? —Les preguntó Donald una vez las presentaciones se acabaron y se dirigían al estacionamiento del Duckmall.

—Trabajo.

—Diversión.

Panchito y José supieron que habían cometido un error en cuanto escucharon la respuesta del otro. No les gustaba guardar secretos a su amigo, pero tratándose de su identidad secreta, sentían que debían hacer una excepción. Cambiar sus respuestas solo hizo que el error resultara más evidente y que Donald los mirara con sospecha.

—Lo que José quiere decir es que venimos por asuntos de trabajo, pero que queremos aprovechar el tiempo para disfrutar de Duckburg y de la compañía de nuestro amigo. Será como en los viejos tiempos, los Tres Caballeros cabalgan juntos otra vez.

—¿De qué es el trabajo? —preguntó Donald y José le repitió lo que les había dicho el PBI en el momento en que los había reclutado.

—Panchito y yo venimos de periódicos diferentes para investigar al Duck Avenger.

Ninguno era periodista, pero ambos estaban de acuerdo en que era la mejor coartada. Podrían hacer muchas preguntas sin que nadie sospechara. Para mantener sus identidades ocultas, el PBI les había otorgado también identidades falsas junto a la advertencia de no mostrárselas a ningún conocido.

—Suerte con ello —respondió Donald —. No son los únicos que están tras las plumas del pato enmascarado.

—¿Lo dices por Ret Bat? —preguntó José. No solo para fingir ignorancia sino porque tenía autentica curiosidad por su héroe favorito.

—Sí y por los otros reporteros. Pero no creo que descubran algo, Duck Avenger es bastante listo y no se dejará atrapar fácilmente.

—Es un criminal, tarde o temprano caerá —respondió Panchito un tanto confundido por la forma en que Donald había hablado sobre Duck Avenger —. Puede que haya ayudado a la policía con algunos casos, pero no es suficiente.

Ver a Donald molesto con esa respuesta les hubiera parecido extraño a José y a Panchito si no conocieran a Donald y supieran lo volátil que podía llegar a ser su temperamento.

—¿Dónde se están quedando? —preguntó Donald mientras abría la puerta de su carro. Este era pequeño, pero sabían como acomodarse los tres. No era la primera vez que usaban el 313 para viajar.

—En un hotel no muy lejos de aquí.

—¿Saben que hay espacio en mi casa? —les preguntó Donald.

Por la mirada molesta en el rostro de Donald resultaba obvio para Panchito y José que rechazar la invitación de su amigo no era una opción, especialmente si no querían que se sintiera ofendido. Como no habían pagado por adelantado, irse esa tarde no representaría ninguna pérdida de dinero para ambos.

—No queríamos molestarte.

—Son mis amigos, nunca podrían ser una molestia.

No volvieron a hablar sobre Duck Avenger durante el resto del día, pero el viaje a casa de Donald no fue nada silencioso. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se habían visto. Hablaron de muchas cosas, incluso de las que se habían contado antes. José le indicó la dirección del hotel a Donald y en pocos minutos habían terminado de empacar. Ventaja de viajar con poco equipaje.