Dulce introducción al caos.

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Nunca, nadie, podría haberle llamadoordinario. Podrían decir que a veces tenía un lenguaje ordinario,que su forma de vestir era ordinaria, que su familia era ordinaria(aunque no lo era...), ¿pero llamarle ordinario, a él, sin más?Antes de acabar la palabra se atragantarían. Desde pequeño se habíapodido comprobar que Luke no era una persona común, no solo se debíadebido a su estatus social, sino, debido a su personalidad. Unapersonalidad arrolladora, creativa, explosiva... destructiva. Lukesiempre había sido alguien destructivo, alguien que, sin darsecuenta, llamaba e invitaba con una voz transparente y aterciopelada,involuntaria, al caos. Champagne. Del más caro. Él podíapermitírselo, ¿y porqué no gozarlo? Siempre se había aprovechadode su situación económica solo por sacar algo positivo de su padre.Algo muy positivo, a decir verdad. Aunque había veces que odiaba eldinero, puesto que jamás lograba satisfacer sus necesidades porcompleto. Era una falsa capa de felicidad que prefería seguirregando a dejar que se marchitase en el banco de su padre y, porsupuesto, de su hermano el gilipollas.


Luke no necesitaba a nadie porquequería ser libre.


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No necesitaba a nadie.Where stories live. Discover now