EVE
-Y ahora, nuestro querido director nos motivará con su discurso.
Bufé aburrida al escuchar las palabras de la secretaria, estábamos en la Universidad a unas horas de empezar el curso, y todos los profesores y directivos se estaban presentando.
-Muchas gracias, Aitana… Hola a todos, mi nombre es Jason Davis y soy el director de esta prestigiosa Universidad. Sinpad fue fundada en 1978, desde sus inicios ha contado con excelentísimos profesores y estudiantes que han hecho de nuestra institución su segundo hogar… esperamos que los nuevos estudiantes formen parte de esta gran familia… Bienvenidos a Sinpad.
Jason Davis, el nuevo director de Sinpad, anteriormente profesor de Psicología, y curiosamente compañero de residencia de mi padre en su tiempo como estudiante. Recomendado por el profesorado y muchos de los estudiantes, con un currículo excepcional, y una mente prodigiosa. Uno de los mejores directores que habían pasado por Sinpad, y la persona más intuitiva y desconfiada que tuve el placer de conocer.
Suspiré pasándole una mano a mi falda negra, quitándole una arruga. Mi camisa botonada blanca estaba perfectamente acomodada y mi cabello suelto con algunas ondulaciones en las puntas. Nada o casi nada de maquillaje solo brillo labial y las uñas pintadas de un rojo sangre. Ropa común que no me haría resaltar entre la multitud.
Al terminar el discurso en el auditorio de la Universidad, empezamos a recorrer las instalaciones con el director Davis de guía. Había millones de pasillos y escaleras que nos conducían a las diferentes áreas de la Universidad.
Permanecí a un lado de mi madre en todo momento mientras observamos, ya habíamos recorrido la mayoría de las instalaciones, nos quedaban los salones, los clubes, la cafetería y luego volveríamos al auditorio donde darían un espectáculo en honor a los nuevos estudiantes.
Recorrí el lugar con la mirada mientras caminábamos, sintiendo una mirada sobre mí, y como mi madre se detenía bruscamente. Seguí la dirección en que miraba sin comprender por qué se había detenido, su mirada estaba fija en un chico castaño oscuro de ojos marones, más o menos de un metro setenta y cinco, espalda ancha y fuertes brazos, que estaba hablando con un grupo de chicos.
Sus ojos se humedecieron, retiró la mirada y siguió caminando, fruncí el ceño sin comprender su reacción y volví mí mirada al chico, analizándolo con la mirada y reconociendo quien era: Owen Stanppord. Negué con la cabeza suspirando cansinamente, el no debería estar en Lidreet.
De pronto, una risa conocida llamó mi atención, y empecé a buscar con la mirada a su dueño. Busqué y busqué hasta encontrarlo en el grupo de chicos que estaba con Owen y mis labios se apretaron formando una línea.
Los Ross… y Xander.
Todos vestían de manera diferente, pero se veían condenadamente guapos. Allen Ross llevaba puesto unos jeans azules oscuros con un camisa manga corta blanca, que se le ajustaba en los brazos y unos tenis negros, y traía el pelo perfectamente acomodado hacia atrás. Sonreía a lo que le decía su hermano menor, que vestía muy parecido a él. Jean azules oscuros, camisa manga corta azul con un cartel-que no podía leer desde donde estaba- blanco, con la diferencia de unos tenis Nike azueles, igual que el resto de la ropa, y el pelo completamente aplanado hacia un lado.
Y aún lado de este estaba Xander…
No recordaba muy bien cuál era su estilo, pero si su amor por llamar la atención y sentirse cómodo consigo mismo. En su momento me pareció divertido, ahora me resultaba interesante… y atrayente, como una polilla a la luz.
Xander tenía puesto un short deportivo negro, una camisa manga corta roja con unas letras negras y unos tenis deportivo negros. Su cabello rubio oscuro estaba despeinado y algo oculto bajo una gorra roja y negra que traía puesta, despejando su rostro y dejando ver todas sus facciones y su marcada mandíbula.
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LA DEUDA PERFECTA
Teen FictionLuego de un largo viaje de varios años en Moscú, Eve Harlow decide volver a su tierra y retomar sus estudios como empresaria. Intentando creer que ahí su vida iba a ser más fácil y nadie la iba a intentar controlar, que Las Vegas iba a ser su mejor...