EVE
-El mal se ha vuelto a extender en nuestra hermosa ciudad.
Suspiré cansada al escuchar las palabras del padre, estábamos en la iglesia. Una vez más, presenciábamos el entierro de una persona inocente. Una vez más, no pudimos hacer nada para evitarlo.
¿De qué me sirve ser una de ellos, sino lo puedo evitar?
Desde mi posición recostada a una ventana, contemplé el hermoso ataúd de madera oscura, escuchando las palabras y los rezos del padre. Miré a mí alrededor, notando la gran cantidad de personas que estaban presentes en el entierro de Alfred Murphy.
Según lo que había escuchado de muchos habitantes de Lidreet, Alfred era un gran chico, un poco mujeriego y coqueto pero ante todo un caballero, lo cual no era mentira. Hace ya varios años que lo conocía y en mi presencia se había comportado como todo un hombre, me había mirado a los ojos y me había hablado sin que la voz le temblara. Un chico con un ego y un orgullo gigante, algo insoportable pero muy bueno en su trabajo. Una de las pocas personas que tenían mis respectos.
Él no merecía morir.
Desde donde me encontraba podía ver a toda la familia Murphy, todos siempre me habían sido fieles y nunca tuvieron miedo para pedirme o reclamarme algo. Ni la menor de los Murphy, Aleé, que era una chica bastante rebelde, nunca me había dado ningún tipo de problemas, hasta le había tomado algo cariño y me estaba matando escuchar sus gritos desesperados. Cada sollozo acompañado por sus gritos eran como puñales directos a mi corazón.
-¡Por favor, Alfred! ¡Despierta! ¡Esta broma ya no tiene gracia!
Por favor, Aleé deja de herirte.
Aleé había sido la que había encontrado el cuerpo agujereado por las balas de su hermano, y no se separó de él hasta que la policía de Lidreet la obligó. Para ella, ya había sido muy fuerte encontrarlo en esas condiciones y había recibido un golpe bastante fuerte, y para terminar de rematarlo los agentes del FBI la habían obligado a contarles cada de detalle de lo ocurrido.
-¿Esto se volverá un hábito?
-Lo más seguro es que sí… Este es un lugar que uno frecuenta mucho cuando vive en esta ciudad-giré mi cabeza, al escuchar una voz a mi derecha. Aaron.
Lo miré curiosa por su respuesta tan carente de emoción y su mirada seria.
-Hablas como si hubieras venido muchas veces… ¿Has perdido a alguien?
Suspiró negando con una sonrisa amarga.
-La pregunta real es ¿A quién no he perdido?
Alcé una ceja con curiosidad, preguntándole la razón de su respuesta. Aaron me ignoró regresando su atención al padre. Suspiré cansada, analizando la respuesta de Aaron en mi cabeza.
Está claro que no me quiere responder… ¿Por qué?... Lo más seguro, es que ha perdido a alguien importante para él… Yo también tengo la costumbre de evadir esa pregunta, pero es que no sé que responder...
¿En verdad es ella? ¿Me contó la verdad o ellos son un espejismo y en verdad están muertos?
No lo sé, pero quiero descubrirlo.
Miré por la ventana de la iglesia hacia el cementerio, sintiendo como mis ojos de un color marón tan común se oscurecían y como empezaba a ver borroso por las lágrimas acumuladas.
-¿A quién has perdido tú, Eve?
-La pregunta real es ¿A quién no he perdido?-Aaron se rió negando con la cabeza disimuladamente. Sonreí-Me he perdido a mí misma, creo que con eso ya es suficiente…
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LA DEUDA PERFECTA
Teen FictionLuego de un largo viaje de varios años en Moscú, Eve Harlow decide volver a su tierra y retomar sus estudios como empresaria. Intentando creer que ahí su vida iba a ser más fácil y nadie la iba a intentar controlar, que Las Vegas iba a ser su mejor...