Capítulo 3 [✔]

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EVE

Maldito imbécil, me tienes preocupada...

¿Dónde estás?

Vamos acaba de aparecer...

Seguí buscando como una loca, por todos los pasillos de la Universidad, se supone que él también estaba estudiando aquí, en cuarto año. Negué con la cabeza desubicada, ¿por qué no lo encontraba? ¿Y por qué tenía el maldito móvil apagado?

Di media vuelta de manera inesperada y sin fijarme hacia atrás, chocando con alguien. Susurré una disculpa y continué mi camino, pero antes de poder dar un paso, una mano me detuvo. Me giré en esa dirección confundida. Ya había pedido disculpas, ¿y ahora qué?

-¿Eve?-su voz me sonaba conocida, la miré de arriba abajo confundida.

Era una chica trigueña de mi edad y de al menos un metro setenta, con unos jeans ajustados y una camiseta rosada resaltaba su figura curvilínea. Su pelo castaño oscuro estaba peinado en una ajustada coleta alta, despejando su rostro, dejando ver sus delicadas facciones y sus impresionantes ojos mieles... ojos mieles que me dejaron en claro que conocía a esa chica.

-Itzel...-sonreí forzadamente-¿Cómo estás?

-B-Bien... que sorpresa, ¿Y tú?-preguntó con duda mirando atrás de mí-¿Qué haces aquí?

-Intercambio. Quería aprovechar para ver a Ian... y a ti.

Dios, qué situación tan incómoda.

Itzel Eastwood es una vieja amiga que conocí en Internet, al igual que a su hermano Ian. Eran mis amigos a larga distancia, mientras ellos estaban en Las Vegas, yo estaba en Moscú, eso nunca fue un problema. Nos llevábamos muy bien y nos contábamos todo... o casi todo. Nuestra relación era muy buena y divertida hasta que ellos decidieron hacerle una visita a su tía materna-que curiosamente vivía en Moscú- y nos volvimos a conocer, esta vez sin una pantalla, ni kilómetros de por medio.

Las cosas cambiaron, ellos no eran como yo creía, ni yo como ellos creían. Itzel resultó ser otra chica e hizo cosas por las cuales en más de una ocasión tuve ganas de matarla, e Ian... el fue una caja de sorpresas. Todo lo contrario a su hermana menor, un chico muy inteligente y justiciero con una brillante mente..., uno de las pocas personas que me descubrió y apoyó.

-Cierto, tu no lo sabes-miró al piso.

Fruncí el ceño totalmente descolocada.

-¿Qué es lo que se supone, qué yo no sé?-hice una mueca irónica.

Abrió y cerró la boca-me imagino que intentando buscar las palabras correctas-tragó saliva y finalmente habló.

-Este no es lugar para hablarlo-una vez más mira atrás de mi-Mejor hablamos luego-habló rápidamente y se fue rodeándome.

-¡Oye!... No hemos terminado de hablar.

La miré confundida, girándome y siguiéndola con la mirada. La volví a llamar pero me ignoro totalmente y dio vuelta al final del pasillo haciéndome perderla de vista. Bufé molesta y corrí atrás de ella siguiéndola, di vuelta al final del pasillo pero Itzel ya no estaba.

LA DEUDA PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora