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Ver la puerta frente a ella le causaba cierto temor y nerviosismo.

¿Qué pasaria si Lisa le cerraba la puerta en la cara o si le gritara que se fuera de ahí?.

— mami ¿por qué no tocas? — pregunta la pequeña Eunha.

Iba a responder cuando de repente la puerta se abre, del apartamento sale corriendo aquella omega elegante que conoció en la cafetería.

— no me atraparas pequeña mocosa

— Nayeon, detente

— soy tu Unnie, debes tratarme con... res... peto — Nayeon parpadea, sonriendo al entender de inmediato — mocosa, tienes visitas

— jódete Nayeon, ya no caeré en tus... mentiras — Lisa queda perpleja viendo a las dos chicas frente a ella.

La pequeña niña corre hacia Lisa y la abraza.

— Lisa, te extrañe — dice la pequeña Eunha, remarcando la R — ¿tú también extrañaste a Eunha? — pregunta con ojitos de cachorro

— claro que si pequeña — besa la frente de la niña —, pero ¿qué haces aquí?

— es un secreto — pone su dedito índice en sus labios.

— bueno, mocosa estoy haciendo estorbo aquí — sonríe con burla mientras sus perfectas cejas hacen un movimiento ascendente y luego descendiente —¡Jeongyeon!, vamonos, la enana tiene visitas. — entra gritando al  apartamento.

Saliendo de inmediato, con una cartera en su mano izquierda y la otra sujetando la mano de Jeongyeon. Ambas de despiden y se marchan de ahí.

— ¿quieres.. entrar? — pregunta tímida,. Chaeyoung entra dando pisadas suaves, se detiene frente a la sala, hay luces de navidad regadas por doquier, al igual los adornos. Y justo en la encimera estaba un pequeño arbolito verde que posee un color blanco encima de las ramas, que simulaba la nieve.

— ¡un arbolito! — grita Eunha viendo el pequeño árbolito. Lisa sonrió al escucharle hablar, era muy gracioso.

— no pensaba que celebrarías la navidad — dijo Chaeyoung sonriendo viendo el pequeño árbol.

— yo tampoco pensé que querías verme — soltó herida. Chaeyoung entendía que estuviese enojada pues era normal que después de gritarle que su presencia le molestaba, la castaña se sintiera herida.

— ¿puedo usar tu cocina? — preguntó, tratando de cambiar el tema, ya que en el apartamento se había tornado y silencio muy incómodo.

— si — nuevamente ese tono seco, sus ojos siguieron a la castaña quien se sentó con Eunha a jugar con las cosas que había llevado la pequeña niña.

Suspiró, le dolía el rechazo de la castaña, pero sabía que se lo merecía eso.

Levantó la mirada, sonrió con tristeza, al ver a su pequeña niña ser plenamente feliz con la alfa y viceversa.

Por su mente cruzó que Lisa sería una gran madre cuando tuviera sus pequeños hijos. Sus hijos con alguien más. Las lágrimas salieron sin avisarle, sorprendiendose a ella misma. Trato de limpiarse lo más rápido posible, pero pareciera que estas no querían dejar de salir.

Levantó la mirada intentando controlarse pero se quedó quieta cuando la mirada de Lisa conectó con la suya.

Lisa rápidamente se levantó y caminó hacia la omega, el decir que no le preocupaba era totalmente falso.

— ¿qué pasa? — preguntó con angustia, no era normal que de la nada las personas se pusieran a llorar, tampoco había una cebolla en la mesa para hacerla llorar.

TE AMO «CHAELISA»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora